La controversia que rodea siempre a las obras atribuidas a Caravaggio (1571-1610) acompaña a un cuadro encontrado hace doce años en un trastero de Toulouse (Francia) y cuyos propietarios han presentado este martes en París acompañado de un racimo de indicios y peritajes que apuntan a su autenticidad.

El cuadro, un óleo sobre lienzo de 144 por 173,5 centímetros, representa a Judith decapitando a Holofernes y tiene por delante todo un camino para demostrar que salió de los pinceles del lombardo.

Eso cambiaría la vida de esta tela encontrada en el 2004 por casualidad en el falso techo de un trastero de la región de Toulouse cuando los propietarios de la casa se vieron obligados a cerrar una fuga de agua.

Pese a que el estilo y la temática apuntan a que se trata de un 'caravaggio', el pintor lombardo nunca firmaba sus cuadrosy su obra fue objeto de infinidad de copias, lo que siempre dificulta la atribución de las mismas.

"MÁS CONTROVERSIAS QUE EXPERTOS"

El experto francés Eric Turquin, cuya casa de tasación ha sido elegida por los dueños para determinar su autenticidad, sostiene sin embargo que en esta ocasión todo hace indicar que se trata realmente de una pintura del italiano.

"Ningún trabajo de Caravaggio hallado ha tenido un total consenso, siempre hay controversias", ha reconocido el experto que, sabedor de que en esta batalla es juez y parte, se ha apoyado en el análisis deNicola Spinoza, exdirector del Museo de Nápoles y considerado uno de los grandes especialistas en la obra de Caravaggio.

Según su peritaje presentado en París, "la iluminación particular, la energía típica de Caravaggio, sin correcciones y con un pulso firme, y las materias pictóricas hacen pensar que este cuadro es auténtico".

"Hay que reconocer en la tela un auténtico original del maestro lombardo [...] aunque no tenemos ninguna prueba tangible e irrefutable", ha agregado el especialista, que ha reconocido que sobre el maestro italiano "siempre habrá más controversias que expertos".

SIN PERMISO PARA SALIR DE FRANCIA

Los análisis del Museo del Louvre, que analizó durante tres semanas, no fueron concluyentes, pero su opinión ha servido para que el Ministerio de Cultura francés firmara un decreto en el que, a título preventivo, prohibe que el cuadro abandone el país. Otra prueba para Turquin de que hay indicios de que la obra pertenece al lombardo.

El gabinete Turquin ha podido seguir la huella de la tela a través de una copia atribuida al pintor flamenco Louis Finson, del que se conoce que tuvo contacto con el pintor lombardo.

El testamento de Finson señalaba, además, que el flamenco tenía dos cuadros de Caravaggio, una 'Virgen del Rosario' y otro en el que aparecían Judith y Holofernes del que se pierde el rastro tras su muerte.

Además, el italiano pintó otra versión de 'Judith decapitando a Holofernes' que se encuentra en la Galería Nacional de Arte Antiguo del Palacio Barberini de Roma, pintada probablemente en 1599.

Los expertos de Turquin sostienen que el presentado este martes fue pintado al final de la vida del artista, entre 1600 y 1610. En el siglo XVIII su rastro lleva hasta España, donde sirvió en el ejército napoleónico un descendiente de los propietarios del cuadro.

120 MILLONES DE EUROS

Para Turquin se trata "del cuadro más importante encontrado en el último cuarto de siglo de uno de los genios de la pintura universal". Y el más importante que ha tenido el experto en sus manos, según ha confesado ante los periodistas y según demuestra que durante años, a la espera de confirmar su autenticidad, lo haya tenido colgado en los muros de su propia casa.

Ahora, el gabinete que dirige lo ha tasado en no menos de 120 millones de euros.