El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) presentó ayer un nuevo programa para combatir el matrimonio infantil con vistas a acabar con esta práctica en 2030 y denunció que, «a pesar de los esfuerzos», unas 12 millones de niñas siguen siendo obligadas a casarse cada año a edades tempranas, lo que supone que tengan «más probabilidades de sufrir problemas de salud», así como «embarazos no deseados».

En colaboración con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa, por sus siglas en inglés), Unicef ha renovado por otros tres años el ambicioso programa a nivel global que en 2016 lanzó junto a varios países y sus respectivos sectores de la sociedad civil, política y religiosa, con el fin de acabar para 2030 con esta lacra, que se ceba especialmente con adolescentes de África, Oriente Próximo y Asia.

La directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, denunció que cada año unas 12 millones de niñas son forzadas a casarse, «causando daños irreversibles a su futuro, salud y bienestar», por lo que «los próximos cuatro años del programa son críticos para impulsar las medidas y políticas con las que poner fin a esta devastadora práctica de una vez».

El objetivo del programa es llegar para 2023 a más de 14 millones de adolescentes y niñas de doce países de África, Oriente Próximo y sur de Asia.

De acuerdo con esta agencia del ONU, la segunda fase del programa continuará con las labores pedagógicas que en el pasado han funcionado, como aumentar el acceso a la educación.