La última edición del ranking universitario de Shanghái, uno de los más reconocidos a nivel mundial, ha vuelto a constatar que las universidades españolas no logran entrar en “el medallero” de las mejores y ninguna está entre las cien primeras.

¿Por qué? ¿Cuáles son los principales obstáculos para que España no avance en estas clasificaciones? Estas son preguntas que surgen cada vez que se publica una clasificación de este tipo porque “una universidad que aspire a estar presente en un escenario internacional tiene que estar atento” a esos datos, destaca el vicerrector de Comunicación Institucional de la Universidad de Navarra, Juan Manuel Mora.

No obstante, el director de Investigación del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Francisco Pérez, recuerda que aparecer entre las primeras 500 universidades del mundo “equivale a formar parte del 3% de más calidad, porque hay cerca de 20.000 instituciones universitarias”. “Este dato hay que tenerlo presente, pues no estar entre las 100 primeras no equivale a no ser una buena universidad”, subraya Pérez.

Precisamente entre las 500 mejores universidades del Ranking Académico de las Universidades del Mundo (Academic Ranking of World Universities-ARWU) de la Universidad Jiao Tongde Shanghái de China están este año 12 españolas, y a la cabeza de toda la lista figura Harvard (EEUU).

LAS CONDICIONES // Desde el 2003 la ARWU clasifica los centros de acuerdo al número de artículos publicados en Nature y Science, el rendimiento per cápita respecto al tamaño de la institución o el número de Premios Nobel que han estudiado o imparten clases.

La Universidad de Barcelona aparece entre las 200 mejores del mundo mientras que en el grupo comprendido entre los puestos 200 y 300 están la Universidad Autónoma de Madrid y a la Universidad de Granada.

“Una universidad gana puestos cuando mejora más que otras, pero puede no ganarlos e incluso perderlos, aunque esté mejorando sus resultados, si no avanza tanto como otras”, explica Pérez.

“Lo que importa para una universidad es si muestra una tendencia definida y duradera al avance o el retroceso, y es algo que requiere un análisis más detallado”, argumenta.

Para Francisco Pérez, que colabora en la elaboración del U-Ránking sobre el Sistema Universitario Español, mejorar en una clasificación depende de las variables que se consideren y las que contempla Shanghái “no representan demasiado bien la realidad de las universidades españolas”. En este sentido, Pérez afirma que “hay enormes diferencias” con los recursos de que disponen las universidades que aparecen en cabeza y que en nuestro país “predomina demasiado el café para todos”. H