Si usted está cenando con su familia y mira inmediatamente el móvil cuando le entra un wasap. Si pasa más tiempo en el parque, pendiente del teléfono que de jugar con sus hijos. O si, durante el fin de semana, no es capaz de desconectar un rato, probablemente se encuentre entre el grupo de padres que hacen un uso excesivo de la tecnología y no son un buen ejemplo para sus descendientes. Son uno de cada tres, según la mayor encuesta llevada a cabo sobre la materia; un estudio que concluye que, con carácter general, los progenitores están más enganchados a las nuevas tecnologías que sus hijos, pese a que estos han nacido y viven en un mundo digital.

Las familias sitúan en los 10 años la edad media más adecuada para que los menores tengan tableta y los 13 años para que dispongan de móvil, según una encuesta realizada por GAD3 para la asociación de padres Empantallados.