Una semana después de haber sido rescatados frente a Libia, tras haberles negado Italia la entrada a sus puertos y haber tenido que recorrer 700 millas, unas veces sacudidos por olas de hasta seis metros y otras achicharrados por el sol, los 630 inmigrantes del 'Aquarius' serán acogidos este domingo en Valencia por un dispositivo de 2.320 personas. Falta por ver qué pasará con ellos dentro de unas semanas.

En cualquier caso, la pesadilla marítima debe acabar la mañana de este domingo, cuando hayan atracado en el Muelle Uno en el puerto valenciano y comience la fase principal de la ‘Operación Esperanza del Mediterráneo’. Será la culminación del ofrecimiento del recién estrenado Gobierno de Pedro Sánchez de acogerles, tras cumplir la ultraderechista Lega Nord su promesa electoral de no recibir en Italia a los barcos fletados por ONG para rescatar personas. Este domingo, con el desembarco acabado, Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterranée, desvelarán si el Aquarius vuelve a salir hacia Italia pese a la nueva situación.

Víctimas de la pobreza y la falta de horizonte en sus países de origen y de la extrema violencia con la que trata la convulsa Libia a los que buscan allí una salida hacia Europa, lo han sido también de una nueva crisis diplomática de una UE que sigue sin ser capaz de pactar una política común efectiva para gestionar el drama de sus fronteras en el Mediterráneo. Ese nuevo desencuentro ha añadido 1.300 kilómetros más a su incertidumbre y ha puesto en este desembarco los focos que no tienen muchos otros. Como muestra, los más de seiscientos periodistas acreditados.

Llegada escalonada...

El dispositivo previsto es que sobre las siete de la mañana empiecen a desembarcar los pasajeros del 'Dattilo', uno de los dos barcos de la marina italiana que ha ayudado en el traslado. Dos horas después lo harán los del 'Aquarius' y, sobre las 11, los del 'Orione'. En total, hay cien menores, muchos de ellos no acompañados, 80 mujeres, de las que entre siete y nueve están embarazas, y 450 hombres.

El doble objetivo es que la acogida sea cálida y rápida. El operativo se repetirá en los tres barcos, según ha detallado Jorge Suárez, subdirector de Emergencia de la Generalitat valenciana. Una vez atracados, subirá a bordo para una primera valoración general personal de Sanidad Exterior y de la Conselleria de Sanitat, acompañados de algunos de los casi seiscientos agentes de seguridad desplegados. Una vez dado el visto bueno al desembarque, lo harán en grupos de veinte y el experimentado personal Cruz Roja tomará el protagonismo con sus mil voluntarios.

Ya en tierra habrá un primer triaje para separar a aquellos que necesiten asistencia, de los que no. “Si tienen que ir al hospital (algo que pasará con todas las embarazadas) irán acompañados por agentes de la Policía y saldrán ya de aquí con su SIP”, señaló. Al resto, le darán la tarjeta sanitaria en los próximos días.

Unos y otros deberán pasar por un proceso de filiación a cargo de la Policía. En todo momento estarán acompañados por intérpretes (unos 400 voluntarios y 70 jurados para cuestiones legales), se les ofrecerá ayuda psicológica y se les informará de sus derechos, incluido el de solicitar asilo.

...y salida rápida

Se espera que puedan cumplir ese trámite en cuestión de una hora y media desde que desembarquen y la previsión es hacer grupos según los perfiles de los migrantes y trasladarlos de forma inmediata a los centros que la Generalitat valenciana ha preparado para que descansen las primeras horas y pasen al menos una noche. Todos están en la Comunitat Valenciana y no se comunicarán oficialmente para preservar su intimidad. Después, se distribuirán por los diferentes municipios de España que se ha ofrecido, salvo los menores no acompañados que pasarán a estar tutelados por la Generalitat.

A vueltas con el estatus legal

Solo ellos tienen asegurada su permanencia en España. Durante toda la semana se han sucedido las informaciones contradictorias sobre la situación legal que tendrá el resto y las dudas continúan.

Tras haber dicho el ministro del interior, Fernando Grande-Marlaska, que serán tratados como los que llegan en pateras, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, dijo este sábado que recibirán una “autorización especial” de un mes y después serán tratados conforme a la legalidad española “sin mayores excepciones”.

Ábalos, como responsable de los puertos, será el encargado de coordinar la operación por parte del Gobierno y visitará el Puesto de Mando Avanzado a mediodía sin cobertura de medios. Por parte de la Generalitat, el 'president' Ximo Puig seguirá el desembarco desde su despacho y la vicepresidenta Mónica Oltra en un edificio del puerto. Ambas administraciones han reiterado su voluntad de que la llegada no sea un espectáculo.

Pero en el tema legal hay algunas divergencias. Tras dejar abierta la vicepresidenta española Carmen Calvo la posibilidad de que algunos de los extranjeros acaben en los Centros de Internamiento para Extranjeros, Oltra pidió que la “excepcionalidad” de que el Gobierno les haya invitado a recalar en España permita que todos accedan un plan de asilo. Pero esa será otra travesía.