El conflicto que vive Cataluña a cuenta del procés ha activado los vasos comunicantes económicos con la Comunitat Valenciana. En el 2017, con el referéndum del 1-O, primero las entidades financieras y tras ellas decenas de empresas trasladaron sus sedes sociales al otro lado del río Sénia ante el miedo a la inestabilidad. El sector turístico también se está beneficiando de los temores de públicos tan sensibles a la incertidumbre como el sénior, que en el caso del Imserso deja plazas sin ocupar en las costas catalanas que se están reprogramando en las valencianas.

Un nuevo sector, el audiovisual especializado en rodajes publicitarios, se ha beneficiado también del conflicto catalán, sobre todo tras los disturbios producidos a raíz de la sentencia del 14 de octubre. Así lo confirman la percepción del sector y los datos de la València Film Office, el área del ayuntamiento de la ciudad que canaliza y tramita las peticiones de rodaje. En la entidad confirman que en octubre hubo un crecimiento en el número de consultas de información sobre rodajes «más significativo que otros meses», algo que los profesionales atribuyen a la situación que se vive últimamente en Barcelona.

En concreto, la cifra de peticiones de información entre enero y octubre ha crecido un 9,1% hasta las 321, de las que se han materializado 198. Se trata de rodajes de todo tipo: películas, series y mayoritariamente, anuncios o sesiones fotográficas de vehículos o moda. Ha habido un repunte de actividad, sí, y en el caso de octubre se achaca a los disturbios de Barcelona. Pero la realidad es que en el sector hay incertidumbre por si esa inestabilidad, más que favorecer, acabe perjudicando a València. Según Daniel Escrivá, localizador de escenarios, el pico de trabajo en octubre respondió a un hecho puntual. Eran trabajos que estaban confirmados para Barcelona y que han ido a parar a otras ciudades.

Parón en noviembre

Con todo, a medio plazo es posible que eso no vaya a ser beneficioso. «Hace dos años [con el 1-O], pensábamos que iban a venir más, y al final vinieron menos», explica Escrivá. Y ahora, tras el repunte de octubre, «ha habido un parón», constata. ¿A qué se debe esta fluctuación? Básicamente, a que la industria valenciana tiene una dependencia de las productoras catalanas, entre otras, para poder atraer los grandes rodajes a nivel internacional. «Muchos service [productoras que coordinan ese tipo de trabajos para otros países] están en Barcelona. Nosotros comemos y bebemos de Barcelona. Si tienen mucho volumen de trabajo, nosotros también», explica el localizador.

Son esas empresas posicionadas en el escenario internacional las que reciben y canalizan las diferentes peticiones. Y aquí no las hay. Si su teléfono deja de sonar, València también puede notarlo.