Cuando una persona decide perder peso también se enfrenta a la ansiedad. En muchos casos, ésta se debe a un mecanismo del cuerpo que se activa ante la privación de alimentos. Dietas milagro, ayunos o alimentaciones muy restrictivas pueden hacer que la ansiedad se eleve.

Por eso, no solo es importante una buena dieta, sino también un cambio de hábitos que nos ayuden a conseguir nuestro objetivo de cara al verano.

Adicción por comer

La alimentación no es una mera cuestión física basada en la nutrición del cuerpo y su supervivencia, sino que también guarda relación con nuestra cultura, hábitos y salud mental. Comemos varias veces al día, nuestras celebraciones giran en torno a la alimentación y cualquier ocasión es buena para hacer una cena. ¿Acaso algunas de las veces que te reúnes con amigos no es para comer? Muchas veces, si no sabemos gestionar una dieta, acaba convirtiéndose en la mayor fuente de frustración y malestar.

Además, la comida interfiere de forma directa con nuestras emociones, independientemente de las rutinas que giren en torno a ella. Por ejemplo, alimentos ricos en hidratos de carbonos -precisamente los que inciden en la acumulación de grasa- son capaces de propiciar la liberación de serotonina en nuestro cerebro, es decir, acaban reduciendo el estrés de forma natural y nos hacen sentir mejor.

Por tanto, acaba convirtiéndose en una adicción, con una mayor ansiedad y todos nuestros pensamientos puestos en la comida.

Dieta sin ansiedad

Procesos de refuerzo positivo (la comida nos produce satisfacción) sumados a la posterior culpa (acabamos volviendo a comer para eliminar las emociones negativas) son motivos más que suficientes para que podamos entrar en un círculo vicioso.

Comemos como forma de controlar nuestras emociones, ya que se ven puestas a prueba en los procesos de bajada de peso, y la ansiedad acaba por dominar la situación. Pero romper el círculo es tan sencillo como seguir unas pautas y unos hábitos que harán que ganemos confianza y seguridad, pudiendo así eliminar la ansiedad y lograr la bajada de peso.

  1. Establece unos horarios fijos de comida. Debes adaptar tu alimentación a tu día a día, a tu trabajo y a tu vida social. Procura hacer entre 5 y 7 comidas. De esta forma, serás capaz de estar más saciado, acostumbrarás al cuerpo a un orden y lograrás evitar tentaciones.
  2. Realiza actividad física de forma regular. El gimnasio es un buen complemento, pero no es para todo tipo de personas. Muchas veces, el ritmo de vida o los horarios de trabajo hacen que sea imposible realizar deporte en un gimnasio. Para ello, busca una alternativa libre de excusas que te motive y aumente tus niveles de endorfinas.
  3. Organiza todo lo que comes. A menudo, el problema es la falta de orden y planificación. Anticípate a las emociones negativas.
  4. Controla tu casa. Alimentos prohibidos a la vista suelen ser la principal causa de que la dieta fracase. No siempre es necesario eliminar todos esos alimentos, especialmente si no vives solo, sino que es tan simple como no tenerlos visibles ni fácilmente accesibles.
  5. Tiempo fuera. Es una técnica utilizada especialmente en niños con el fin de eliminar conductas no deseadas. Es lo que normalmente hacemos cuando mandamos a un niño fuera de clase o al rincón de pensar. Pero esta técnica nos es especialmente útil en picos altos de ansiedad por la comida. Estos picos pueden aparecer por las tardes: en estos momentos, deja lo que estés haciendo, sal de la habitación o de casa, y vuelve al cabo de unos minutos.

Con estos consejos, nos mantendremos en nuestro peso libres de ansiedad, tristeza o culpa; así que ya tienes la receta de este verano.