Reconoce que es un buscavidas y tras más de medio centenar de años, esa vida le ha sonreído con 25.000 euros del tercer premio de la Lotería del Niño, además de repartir otros 400.000 entre una treintena de clientes del bar «El Portu», que regenta en Torrent.

José Carlos Teixeira salió de su Portugal natal con ocho años. Como hizo «Marco», el protagonista de la serie infantil de los setenta, cruzó la península en busca de su padre. «Tenía que ir a Palma de Mallorca, pero nunca llegué, aunque he estado en países como Italia o Francia. Viajaba solo en los barcos», todavía recuerda.

Al final, se asentó en Torrent. Él era uno de los viajeros en el trágico accidente del metro en aquel fatídico 3 de julio de 2006. Lo recuerda como si fuera ayer. Casi cada día. Pero no cree, nunca mejor dicho, que una justicia divina o una providencia haya actuado para ser agraciado en la lotería del Sorteo del Niño del pasado lunes. «No soy creyente, mi vida es el día a día, lo que veo delante de mí y lo que hago, eso son los frutos que le da la vida a cada uno», afirma. Teixeira sostiene que hay gente que dice que «hay un karma, o esto o aquello, pero yo no creo en nada de eso, solo ha sido el azar y la suerte», insiste. En este sentido, explica que «hay gente que cree en el número 13, el de la mala suerte; yo lo compré en la feria porque me gustó el número y no me tocó nada», ironiza, mientras prepara un cortado para una clienta que acaba de entrar en su bar. «Yo no soy supersticioso, ni nada de eso», insiste.

Del accidente en el que fallecieron 43 personas y medio centenar resultaron heridas, apunta que «me dicen que yo iba en el primer vagón para salvar a una niña; pues puede ser, por qué no», reconoce. El agraciado se refiere a Violeta Rius, una de las heridas del siniestro, también vecina de Torrent. «Con los primeros balanceos del tren, me agarré bien al soporte y logré sobrevivir; hubo gente que salió despedida por las ventanas y murió. A Violeta la saqué de entre los hierros, mientras que su madre murió», relata.

Aquello marcó de por vida a José Carlos. «Eso no se olvida, se queda grabado para siempre. Estuve más de dos años acudiendo a un psicólogo. Iba a las manifestaciones y lo revivía todo otra vez, me costaba dormir, estuve quince días sin dormir, sentado en el sofá fumando sin parar, nervioso, no podía estar a oscuras, ni pasar por un túnel. Hasta cinco años después no conseguí subir al metro y cada vez que lo hacía me agarraba a la barra y dejaba las manos marcadas. A veces tengo alguna pesadilla y me despierto asustado. Eso no se olvida, y por mucho que se diga que se cura, eso siempre está ahí. La herida se cierra pero la cicatriz, no», sentencia. De hecho, figura en la lista de citados a declarar como testigos en el juicio por el accidente que debe arrancar el próximo día 27, aunque José Carlos afirma no haber sido notificado por el momento.

Una cuestión de suerte

Ahora ha hecho feliz a una treintena de personas. Escogió ese número de la Lotería del Niño (26706) por azar. «Fui a la administración y dije, ese. Y ya está», afirma. Pero los 25.000 euros no le han cambiado la vida. Ayer seguía al frente del bar que regenta desde hace año y medio con su pareja, aunque oferta su traspaso desde hace dos meses. «Tengo algún interesado. He decidido regresar al trabajo que tenía de jardinero en la contrata que trabaja para el Ayuntamiento de Paterna», anuncia.