No fue un ataque irracional. Fue metódico. Tomás Pardo Caro, el violador reincidente que el sábado por la mañana presuntamente raptó, agredió, violó e intentó matar a una mujer de 52 años de Igualada, se tomó su tiempo.

Tras secuestrarla en Igualada y trasladarla hasta una urbanización de Castellbisbal, víctima y agresor salieron del vehículo y se adentraron en una zona boscosa. Durante el trayecto en coche, había charlado con la mujer. Le explicó, por ejemplo, que había estado 14 años en la cárcel. Anduvieron hasta que el agresor decidió que ya estaban en algún lugar en el que nadie lo sorprendería. Allí la violó una vez. Acto seguido, retomaron la marcha. Al cabo de pocos minutos, un intervalo de tiempo que no se conoce con exactitud, la volvió a violar.

APUÑALAMIENTO EN EL CUELLO

Tras estas dos agresiones, el reo de la cárcel de Ponent que estaba de permiso penitenciario, le explicó que no podía dejarla con vida porque podría reconocerle, porque si no la mataba terminarían por descubrirlo. Por eso sacó una navaja y se la clavó seis veces en el cuello y una séptima en la espalda. Después la tiró por un margen del camino y la cubrió con ramas y hojas. El violador abandonó a la mujer, semienterrada y herida, y regresó a Igualada.

La mujer fue capaz de hablar con los policías y con los técnicos del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) poco antes de que la trasladaran hasta un hospital de Terrassa. En la Unidad de Cuidados Intensivos, bajo un coma inducido, se recupera favorablementede las terribles heridas que a punto estuvieron de costarle la vida.

El hallazgo de la mujer en esas condiciones obligó a activar un dispositivo policial de emergencia que puso en alerta a las comisarías de Martorell, Rubí e Igualada, entre otras. Durante el sábado se detectó que se hacían dos extracciones de 600 y 400 euros con la tarjeta de crédito de la víctima en la oficina de una entidad bancaria de Igualada. Ese era el límite de dinero diario que podía sacarse y, por ese motivo, se puso ese cajero bajo vigilancia.

LA CAPTURA DEL SOBRINO

Poco después de la medianoche, cuando volvía a resultar posible usar la tarjeta, llegó un adolescente que trató de sacar efectivo marcando el número PIN de la mujer. Los agentes lo rodearon y al interrogarlo descubrieron que se trataba del sobrino de un convicto sexual: Tomás Pardo.

La noticia estrechó el círculo sobre el domicilio de la madre de Tomás, en la que reside el sobrino del sospechoso y donde este había pasado el permiso penitenciario, pero Pardo ya se sabía perseguido. Por eso se fugó y los investigadores creen que pasó la noche en el bosque. Fuentes consultadas por este diario aseguran que durante aquella franja nocturna se peinó la ciudad y sus alrededores tan escrupulosamente que terminaron dándole la vuelta al municipio como si de un calcetín se tratara.

Al mediodía del domingo, un coche patrulla observó a un hombre cerca de una carretera próxima a Igualada. Dio la voz de alarma y se presentaron en la zona varias dotaciones policiales que lograron arrestar a Tomás Pardo.