El fenómeno al alza de la okupación que ya ha llevado a la Fiscalía a tomar cartas en el asunto dio lugar esta semana en Vigo a un violento suceso en forma de ataque multitudinario que acabó con al menos seis vecinos heridos -entre ellos una mujer de 73 años- y daños materiales en casas y vehículos, así como con la identificación de tres de los presuntos agresores. Ocurrió este martes en el barrio de las Flores, en Teis, a raíz de que una mujer de 33 años acompañada de sus dos hijas menores entrase por la fuerza y a plena luz del día en una vivienda tras romper la puerta de entrada con una pata de cabra, según explica el Faro de Vigo.

La unión de los residentes de la zona, que empezaron a bajar a la calle y avisaron de inmediato al vigués que acaba de adquirir la propiedad a través de una subasta, fue clave para que en un primer momento la familia accediese a irse sin aparentemente mayor problema. Nada más lejos de la realidad. Un amplio grupo de familiares y amigos de la okupa regresaron ya de noche y la emprendieron con palos y "bastones", así como a puñetazos y patadas, contra el vecindario y el propio dueño de la casa, que ayer ya estaba libre y sin nadie en su interior.

"Llevo aquí años y años y nunca vi nada así; vinieron como fieras, fue espantoso, una batalla campal", resumía sobre lo ocurrido una septuagenaria del lugar, relatando que todo el barrio se "unió" para frenar la okupación. Todo empezó por la tarde, y recuerda que fueron "a hablar con ella para que se fuese e incluso vino la Policía, que nos dijo que no podía hacer nada y que nosotros tampoco hiciésemos nada", cuenta uno de los residentes que bajó a la calle en ese primer momento, quien añadió que desde el vecindario avisaron al nuevo dueño de la casa, que estaba fuera de Vigo pero, dada la situación, no dudó en ir hasta allí.

LLEGADA DEL PROPIETARIO

El propietario llegó a las ocho de la tarde con dos amigos. Accedió a su domicilio -al parecer ya había más okupantes además de la madre y las menores-, se identificó, les informó de que la casa "no estaba vacía" y les invitó a abandonarla o "avisaría a la Policía", informa la Policía Local, que concreta que la mujer accedió, si bien indicando "que como ya había introducido enseres suyos dentro", iba a llamar a familiares para que le ayudasen a quitarlos.

Y en torno a las diez de la noche volvieron, pero no con esa intención. El relato policial concreta que se presentaron allí familiares y amigos de la okupa, con palos y "bastones", comunicando al propietario que no iban a abandonar la casa. Y que protegerían a la mujer "en caso de que quisiesen echarla". Sin provocación alguna, habrían empezado a insultar al hombre y, ante los gritos y ruidos, se concentraron allí unos 30 vecinos, que contaron a los agentes que el grupo de agresores se dirigió también hacia ellos, increpándolos y agrediéndolos.

"Eran muchos, 20 o 30, y traían palos", dijo una mujer que salió de su casa para ayudar a impedir la okupación. "A un chico lo arrimaron contra la pared y le dieron una buena", agregaba. La Policía Local concreta que los agresores también la emprendieron con la vivienda de la que se querían apropiar, rompiendo el cristal de una ventana. Con palos también causaron aparatosos daños en una persiana de otra casa, a cuyo dueño, cuando les llamó la atención preocupado porque su mujer y su hija estaban dentro, lo golpearon con bastones de madera, causándole moratones en un brazo y la espalda.

El dueño de la vivienda que querían usurpar llegó a refugiarse en el interior, pero al salir, dice la Policía, "arremetieron contra él agrediéndole y causándole lesiones en cabeza, mandíbula, hombro y tórax". También causaron aparatosos daños en la furgoneta en la que se había trasladado allí.

UN BRAZO ROTO

Cuatro vecinos fueron al CAP para ser atendidos de sus heridas. Algunos denunciaron en sede policial, pero otros no quisieron por miedo a "represalias". Otra vecina de 73 años se cayó en el tumulto y se rompió un brazo, por lo que el 061 la llevó al Hospital Álvaro Cunqueiro. Varios residentes destacaban ayer que se "unieron" para impedir la okupación. "No permitiremos esto en un barrio con gente mayor y niños", contaba uno. Otro confesaba que pondrá alarma en su casa ya que hace poco ya vio como merodeaban en una vivienda vacía.

La mayoría de agresores se dispersaron en cuanto llegaron las patrullas policiales y solo pudieron ser identificadas tres personas: un padre y su hijo y un joven de 26 años. Fueron localizadas en las cercanías. Y la Policía se incautó de cinco bastones, un palo y un martillo.