Todos los que conocimos a Antoni estaremos de acuerdo en que amó y disfrutó de la vida por encima de todas las cosas. La vivió con intensidad, a su manera, con total libertad y libre de prejuicios, hasta el punto que seguramente se mostraría enérgicamente en contra de que escribiésemos estas palabras en su memoria.

Amante de las cosas sencillas y cotidianas. Las largas tertulias en las que se analizase la política con pasión era su mejor compañía para después de comer mientras saboreaba una buena copa de brandi… una pasión de izquierdas, claro está.

Talía le sedujo hasta el punto de poseerlo por completo. El teatro le entró muy pronto por la venas y ya nunca lo abandonó. De su mano recorrió caminos llenos de aventuras con una energía y valentía contagiosa.

En Xarxa Teatre pudo aunar la pasión por descubrir lugares, culturas y gastronomías diversas con el amor incondicional por el teatro, regalándonos situaciones y personajes que nos serán imposibles de olvidar. Por cierto, Antoni, suponemos que en cuanto Sant Roro sepa que estás por ahí irá a buscarte, tenéis tantas cosas de las que hablar…

Todos, todos los que te conocimos te agradecemos que nos hayas llenado siempre con la alegría de tu sonrisa, una de esas sonrisas difíciles de olvidar… sincera, contagiosa, abierta y leal.

Bueno, Antoni, te dejamos tranquilo… ya te hemos dado bastante la tabarra, precisamente a ti que no te gustaban demasiado estas cosas. Nos vemos. Salut. H