Los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón han condenado a un hombre de origen pakistanía, Muhammad Immram, de 32 años, a 13 años de cárcel como autor responsable de un delito de agresión sexual cometido el 28 de enero del 2014, en Onda. La víctima, que entonces tenía 18 años recién cumplidos, fue brutalmente atacada después de que este, como quedó reflejado en el juicio celebrado hace unos días, la emborrachara en la terraza del bar Colonial de esta localidad.

Según reza el fallo, al que ha tenido acceso Mediterráneo, el tribunal le impone indemnizar a la víctima con 20.000 euros por los daños morales, así como abonar 450 euros por las lesiones físicas. Asimismo, en la sentencia consta una orden de prohibición de aproximarse a la chica a menos de 300 metros de distancia de su domicilio, centro de estudios o lugar de trabajo por un tiempo de 15 años tras cumplir la prisión.

Es de destacar que la pena impuesta por el tribunal se corresponde con la petición de condena que había hecho la Fiscalía de Castellón en su integridad.

Los hechos se remontan al 28 de enero del 2014. La víctima acudió junto con un amigo y el ahora condenado hasta el bar Colonial de Onda, donde, por insistencia del enjuiciado, consumieron algunas bebidas alcohólicas.

AGRESIÓN SEXUAL // Tal como narró la propia víctima durante la vista oral, detrás de un biombo: “Yo no estaba en condiciones normales. Solo recuerdo que había alguien sobre mí dentro de un coche, no recuerdo su rostro, pero notaba dolor; yo le pedía que parara, pero me estaba forzando”.

Desgarrador fue el testimonio de la madre de la joven, que explicó cómo encontró a su hija después de intentar localizarla porque no había regresado a casa a la hora acordada: “La había tirado delante de la gasolinera, a la entrada de Onda, desnuda; como yo la traje al mundo. Estaba sucia, con sangre y llevaba paja en el pelo”. Y añadió: “La duché y fuimos al hospital. Al día siguiente, metí toda su ropa en una bolsa y tal cual se la entregué a la Policía Nacional de Vila-real”, concretó.

Revelador fue el testimonio de la camarera del bar Colonial: A ella la había visto antes, pero a él nunca. Su actitud era extraña porque pedía que cargara las copas con alcohol. Me llamó la atención la diferencia de edad y que él le insistiera tanto en que bebiera. La chica se cayó al suelo y él se la llevó a rastras hasta su coche. Apunté la matrícula y se la di a la Guardia Civil después”. H