Ya hay sentencia para Vicente Rovira, el vecino de la Vall d’Uixó de 63 años acusado de abusar sexualmente de sus dos hijas discapacitadas. La Audiencia Provincial de Castellón lo ha condenado a siete años y medio de prisión, otros 10 de libertad vigilada y le prohíbe residir en la Vall durante 17 años y medio. Además, el tribunal le impone una indemnización de 6.000 euros para cada una de las víctimas, con discapacidades mentales del 70 y 75%, según reza la sentencia a la que ha tenido acceso Mediterráneo.

Los magistrados de la Sección Segunda han declarado probado que el procesado convenció a una de sus hijas, que tenía una edad mental de seis años a pesar de sus 19, para que habitualmente durmiera con él. Aprovechando ese contexto de intimidad y con ánimo libidinoso, le realizaba tocamientos en los glúteos y los pechos, a los que la afectada accedía «sin ser capaz de razonar su voluntad, ni tampoco de oponerse a las acciones de su padre».

A su otra hija, que tenía 13 años y también sufría retraso mental, le pedía que lo acompañara a la habitación, donde pedía a la menor que se desnudara o la desnudaba él mismo.

Según recoge la sentencia, también manoseaba a la niña en glúteos y pechos, logrando, en ocasiones, que la menor le tocara a él en sus zonas erógenas.

La víctima accedía a estos deseos incestuosos, según los jueces, condicionada por el miedo que sentía a causa de la actitud violenta y desairada que su padre había tenido hacia distintos miembros de su familia (en concreto, con su madre y hermanas) durante varios años. La afectada tenía un sentimiento de respeto y sumisión inherente a la relación paternofilial y no podía razonar, debido a su enfermedad, su voluntad, ni comprender la trascendencia de tales comportamientos de naturaleza sexual.

SECUELAS / Como consecuencia de estos hechos, la menor sufrió un moderado coste psicológico con retraimiento, ansiedad durante la noche, apatía, tristeza e interferencias en su desarrollo.

Las víctimas están afectadas de una deficiencia psíquica severa que les dificulta la expresión verbal y el razonamiento. Fue otra de las hermanas de las afectadas quien denunció el caso en el cuartel de la Guardia Civil, sospechando de que su padre estuviera abusando de las víctimas.

Aunque el fiscal sostenía que habían existido penetraciones entre los abusos, el tribunal no lo considera acreditado. Y es que en la exploración forense una de las hijas dijo que su padre la había «violado». Preguntada por el doctor si sabía lo que esa palabra significaba, la joven reconoció que no. El tribunal da credibilidad al testimonio de las víctimas y también al de las especialistas de los centros de Nules y Burriana que las trataron. Vicente Rovira, por su parte, lo negó todo.