Los dos presos acusados de perpetrar un atraco de película con ocho rehenes en la sucursal de Caja Murcia de Vinaròs, en febrero del año pasado, aceptaron ayer, ante el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Castellón, seis años de cárcel cada uno tras reconocer la autoría de los hechos y alcanzar un acuerdo de conformidad con la Fiscalía. El Ministerio Público llegó a pedir en un primer momento 14 años de prisión para cada procesado.

La vista comenzó a las 10.00 horas. Los dos reclusos, procedentes de la cárcel de Castellón y con múltiples condenas por atracos y robos con violencia, se sentaron en el banquillo de los acusados esposados y custodiados en todo momento por la Policía Nacional y por la Guardia Civil.

‘IN VOCE’

La letrada de la Administración de Justicia procedió a leer el escrito de conformidad con el beneplácito de todas las partes. Una vez que los dos atracadores dieron su consentimiento y aceptaron la condena de 6 años de prisión para cada uno, el presidente del tribunal preguntó a los abogados y al fiscal si tenían intención de recurrir, a lo que contestaron que no. Tras esto, se procedió a leer la sentencia in voce, dictaminando así su firmeza.

El suceso ocurrió el 23 de febrero del 2016, a primera hora de la mañana. Los dos delincuentes (de 48 y 51 años), como ha quedado demostrado y tal y como ellos mismos reconocieron ayer, aparcaron su vehículo en doble fila en la calle San Francesc. Armados con una pistola simulada y un revólver descargado, irrumpieron en la sucursal de Caja Murcia, en la avenida País Valencià de Vinaròs, frente a la oficina de Correos. A partir de ese momento, todo ocurrió muy rápido.

Los asaltantes, encapuchados con bragas y gorras de manera que solo les quedaban visibles los ojos, gritaron: «¡Esto es un atraco!». A continuación, dijeron: «Tranquilos, no pasará nada». Tras esto, uno de ellos se dirigió a uno de los empleados de la sucursal y exclamó: «¡Rápido, dadnos todo el dinero!». En ese instante, el atracador cogió un fajo de billetes que sumaron 520 €.

Fue entonces cuando, empuñando las armas y apuntando a los ocho rehenes --cinco trabajadores del banco y tres clientes--, los llevaron al despacho del director, con la intención de encerrarles, pero no encontraron la llave. Asimismo, exigieron al personal que pusieran los teléfonos móviles sobre la mesa y les advirtieron de que no llamaran a la policía.

AVISO DESDE CORREOS

Lo que no imaginaban los atracadores es que en la oficina de Correos se habían percatado del atraco y algunos empleados ya habían dado aviso a la Guardia Civil y a la Policía Local, por lo que en cuestión de minutos la calle se vio blindada por los coches patrulla y agentes armados y preparados para actuar contra los asaltantes.

Cuando los delincuentes se percataron de que en la calle había movimiento policial espetaron: «¡Cabrones! ¡Habéis pulsado la alarma!». Entonces, para asegurarse la huida del banco, tomaron como rehén a uno de los empleados de la sucursal y lo utilizaron como escudo humano.

Así, salieron a la calle con el trabajador y mientras uno de los acusados lo encañonaba con la pistola, el otro apuntaba a los agentes que había desplegados, abriéndose paso hacia el pasaje Doctor Santos. Tras caminar unos 40 metros hacia una plaza de Vinaròs, se vieron acorralados. Los guardias civiles les exigieron en repetidas ocasiones que tiraran las armas, apuntándoles, hasta que así lo hicieron.