Un jurado popular analizó ayer el caso de un vecino de Vila-real, acusado de reventar la puerta de la casa de su expareja hasta hacer un agujero para poder entrar y agredir a la mujer, quien pidió ayuda a gritos. El investigado fue detenido por agentes de la Policía Local, comisionados por el 112, el número al que llamó un vecino de la finca al oír las peticiones de auxilio de la mujer.

Los hechos sucedieron, supuestamente, en septiembre del 2017 y el fiscal solicita para el presunto agresor una pena de dos años y nueve meses de cárcel. El procesado negó ayer durante su interrogatorio que se produjera discusión alguna entre ambos y también dijo no haber entrado por la fuerza en el inmueble. «Ella y yo seguíamos juntos y yo tenía llaves. No rompí ninguna puerta ni le pegué», mantuvo el varón.

La denunciante, por su parte, afirmó que la relación sentimental se rompió en el 2014. Sin embargo, reconoció que habían seguido viéndose y sorprendió a los presentes al admitir que la víspera del juicio el acusado había dormido en su domicilio de Vila-real.

LA VERSIÓN DE ELLA

La mujer declaró que el día de los hechos, tras pasar parte de la tarde juntos, ella se marchó a su casa porque no tenía más ganas de estar con él. «De repente, escuché golpes y lo vi entrar por un agujero. Se creía que yo estaba con alguien en el piso, empezó a preguntarme y no me dejaba salir», explicó la víctima, quien aseguró que hubo un forcejeo en el que ella sufrió cardenales en los brazos. Las manifestaciones de la denunciante fueron ambiguas. Dijo que había vivido «un calvario» al lado del investigado, pero también que tenía «un enganche emocional».

En la vista oral también fue llamada a declarar la vecina que oyó el altercado. «Escuchamos fuertes golpes, gritos de auxilio y dimos el aviso. Pensé que habían entrado a robar en alguna casa, pero si hubiera sabido que era una pelea entre ellos, es posible que no hubiera alertado a la policía porque las discusiones son muy frecuentes», apuntó la testigo. Además, afirmó que víctima y acusado «siguen siendo pareja» porque «los veo entrar y salir del piso».

Dos policías locales recordaron que, a su llegada, la puerta estaba reventada y el investigado no abría. «Estaba todo revuelto, la mujer yacía en el suelo, sollozaba y nos contó que su ex había entrado por la fuerza», aseveraron.

La mujer negó golpes directos, pero los forenses vieron lesiones compatibles con puñetazos.