El tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial sentó ayer en el banquillo a un vecino de Vinaròs acusado de ocultar en su piso de Cala Puntal --en la costa sur de la localidad-- un depósito de armas de guerra con un kalashnikov de la antigua Yugoslavia, pistolas y munición.

El procesado negó los hechos y rehusó contestar a las preguntas de la Fiscalía, que pide para él 10 años de prisión. Acusó a un compañero de piso, de origen italiano, de poseer las armas de fuego y dijo que él solo vivía en el inmueble, pero no tenía nada que ver. «No niego que supiera de su existencia, pero no eran mías. Yo estaba en esa casa porque, por mi situación económica, no tenía más remedio», sostuvo.

La novia del acusado secundó su declaración, afirmando que ella «no sabía nada» y no había visto nunca «nada raro» en ese domicilio. Negó haber convivido con el procesado en el citado piso, pero varios agentes de la Guardia Civil la desmintieron. Los efectivos de la Benemérita sostuvieron que mientras el hombre no salía del inmueble para nada --no lo vieron en los 13 días que duraron las vigilancias policiales sobre la casa--, ella entraba y salía de la vivienda de forma habitual y realizaba tareas domésticas.

«Nos llegaron dos informaciones confidenciales que aseguraban que un vecino tenía armas de guerra y estaba intentando venderlas», reveló uno de los guardias civiles intervinientes. Estas dos fuentes dieron al instituto armado numerosos detalles sobre el acusado y su entorno, por lo que los agentes comenzaron a controlar el inmueble intensamente con estrictas vigilancias de «hasta diez horas diarias».

REGISTRO JUDICIAL

Con autorización judicial procedieron a registrar el domicilio, hallando en una habitación de su interior un fusil ametrallador, 12 cartuchos sin disparar, una pistola semiautomática con el número de identificación eliminado y otra arma semiautomática con 27 cartuchos. Según relata la Fiscalía, el procesado no tiene ni ha tenido nunca licencia alguna para la posesión de armas.

Asimismo, en la casa los agentes encontraron un machete, dos arcos de poleas, 58 flechas, un visor nocturno, dos walkie-talkie, grilletes metálicos y un cañón cortado de una escopeta.

Por último, los guardias dieron con un carnet de conducir falsificado en el que constaban los datos de una tercera persona, pero con una foto del acusado, que había sido colocada sobre el documento real. Los efectivos se lo devolvieron a su propietario.

El Ministerio Público solicita sentencia condenatoria como presunto autor de un delito de depósito de armas de guerra y otro de falsedad documental.