Tres de los 11 miembros del jurado popular, encargado de decidir si Manuel A.A. asesinó a conciencia a su vecino por los ladridos de sus perros o si, por el contrario, se trató de un accidente, lloraron ayer al escuchar el alegato final del procesado. Una inusual situación en la que tampoco pudieron contener las lágrimas el abogado defensor y muchos de los presentes en la sala, que asistieron, emocionados, a la lectura de la carta que el procesado había preparado para su intervención final.

«Ojalá hubiese sido yo porque esto no me deja vivir. No soy mala persona, fue un accidente y nunca me cansaré de pedir perdón a la familia del fallecido y a la mía propia porque les he destrozado la vida», dijo Manuel A.A. ayer, entre sollozos, durante la última sesión del juicio que ha acogido la Audiencia Provincial.

«Dirán que soy un terrorista, pero no es así. Cometí un error y apechugo con las consecuencias, pero no quería hacerle daño y no se me va de la cabeza», insistió.

VEREDICTO / Las diez mujeres y un hombre que componen el jurado popular del caso recibirán hoy, a las 10.00 horas, el objeto del veredicto (las preguntas que les entregará la jueza y a las que deben responder). A partir de ese momento, comenzarán a deliberar para determinar si ven al acusado culpable o no del delito de asesinato del que le acusan el fiscal y el letrado que defiende los intereses de la familia del fallecido.

Ambas acusaciones piden una pena de prisión de 20 años, mientras la defensa reclama la libre absolución y sostiene que se trató de un homicidio imprudente.

Una teoría, la de la involuntariedad del disparo, que mantuvo también el acusado durante su interrogatorio. Por su parte, los allegados del fallecido pidieron «justicia» y su mujer dijo haber visto a Manuel A.A. «tan contento», tras acabar con la vida de la víctima, que tenía 64 años.

Cabe recordar que los hechos tuvieron lugar en el rellano de una finca de la avenida Papa Luna de Benicarló en agosto del 2014. El fallecido y su esposa mantenían desavenencias con el acusado y su pareja por los ladridos de los perros de la víctima. Durante una discusión, el acusado cogió una escopeta y disparó en la cabeza al fallecido. H