Un guardia civil procesado por, presuntamente, torturar a un ciudadano sirio, junto a un jefe de seguridad privada de Orpesa y un vigilante, negó ayer haber agredido a la víctima, a la que acusó de «acosar» y «molestar» a mujeres. Fue durante la primera jornada del juicio que la Sección Primera de la Audiencia Provincial celebra contra los tres procesados, que se enfrentan a penas de entre un año y medio y tres años (para el agente) de cárcel.

Según el Ministerio Fiscal, los hechos ocurrieron el 18 de febrero del 2014, cuando un empleado de seguridad de una urbanización contactó con su superior y avisaron a la Guardia Civil para identificar a un hombre que, al parecer, había estado molestando a varias trabajadoras.

Aunque la Fiscalía sostiene que los tres llevaron a la víctima a un camino y, allí, le agredieron con patadas y puñetazos, los acusados lo negaron rotundamente.

DOS VERSIONES / El guardia civil aseguró que el denunciante únicamente recibió una sanción administrativa porque «se resistió a identificarse y comenzó a hacer aspavientos», por lo que el agente lo denunció por un presunto delito de desobediencia. El acusado declaró, además, que creía que el ciudadano sirio «me tiene manía persecutoria».

Por su parte, la víctima explicó al tribunal que frecuentaba la urbanización porque poseía dos apartamentos allí y que el día de los hechos esperó a que llegara la Guardia Civil, después de que el jefe de seguridad le pidiera que se esperara. En este sentido, el afectado dijo que no se resistió a la identificación y que le condujeron por un camino, hasta una zona arbolada, donde el agente y el jefe de seguridad le golpearon mientras el tercero permanecía como «espectador».

Según declaró el denunciante, el agente le dijo que «como tú tenemos muchos aquí» y relató cómo, en ocasiones posteriores a ese supuesto episodio de violencia, el mismo agente le paraba y le mandaba marcharse a su casa tras darle «unas collejas». El juicio continuará mañana. H