Un año de cárcel es la pena que cumplirá Juan Francisco Pistoresi, el atracador que confesó por carta al juez ser el autor del atraco armado a la joyería Gala de la Vall d’Uixó en el 2011.

El procesado, de 39 años y nacionalidad argentina, envió cerca de una decena de misivas al juzgado, insistiendo en su culpabilidad, después de que el caso tuviera que archivarse en el 2013 por falta de pruebas. Seis meses después del sobreseimiento, y para sorpresa de la autoridad policial y judicial, Pistoresi se entregó.

Aunque él no ha desvelado por qué se confesó culpable del golpe, fuentes del caso sospechan que se trate de un pacto con los otros dos atracadores, que tampoco pudieron ser identificados tras el robo con violencia e intimidación, en el que encañonaron y maniataron a una conocida joyera.

Los hechos sucedieron el 29 de julio del 2011. El procesado se dirigió a la joyería ubicada en el número 33 de la avenida Jaume I de la Vall, junto a otras dos personas y los tres se hicieron pasar por clientes. Sin embargo, cuando la dueña del establecimiento se dio la espalda, le apuntaron con una pistola y la llevaron hasta la planta baja del local, empujándola. La colocaron boca abajo, la ataron de pies y manos con bridas y le pusieron el arma de fuego en la cabeza, amenazándola.

«Ojito con decir algo a la policía porque te mato», le gritó Pistoresi a la víctima, según reconoció él mismo ayer en sala.

Los cacos se apoderaron de sus objetos personales: su cartera con dinero en efectivo y varias de las joyas que llevaba la mujer. Todo ello valorado en unos 3.000 euros. Asimismo, los atracadores se adueñaron de una gran variedad de alhajas que había en el local por un valor superior a los 45.000 euros. Dejaron a la víctima maniatada en el suelo y fueron varios viandantes los que alertaron a la Policía Local al ver que la afectada estaba retenida.

El tribunal condenó ayer a uno de los autores confesos por detención ilegal, en concurso medial con un delito de robo con violencia y una falta de lesiones. Los jueces le aplicaron las atenuantes de drogadicción, confesión y dilaciones indebidas.