Las amistades de Rita, la mujer belga de 57 años asesinada el lunes en Calpe (Alicante) a manos de su marido, eran conscientes de que vivía «un infierno», mientras que su agresor, detenido en el hospital, donde permanece ingresado tras haberse intentado suicidar, se negó ayer a declarar.En una jornada marcada por los actos de condena, la subdelegada del Gobierno en Alicante, Araceli Poblador, pidió que denunciar siempre que alguien sepa que hay una mujer que está «aterrorizada».