El menor fallecido el pasado miércoles en un extraño crimen en la localidad alicantina de Elda fue enterrado este viernes en una ceremonia en la que se congregaron cerca de 200 personas entre familiares, amigos y representantes institucionales. Al funeral asistió también la actual pareja del padre de acogida, una mujer sordomuda embaraza de cuatro meses que estaba con el niño cuando dos individuos con la cabeza tapada les asaltaron en el edificio donde viven y que fue golpeada y maniatada.

El entierro tuvo lugar una vez finalizada la autopsia, que determinó que habría muerto por asfixia, aunque los resultados no han sido concluyentes. Esa conclusión deja abierta la posibilidad de que fuera asesinado pero también la de que el menor, que padecía autismo, muriera por un ataque de epilepsia.

Se han enviado muestras al Instituto Nacional de Toxicología por si se pueden extraer algún dato relevante de las circunstancias de su muerte. En cualquier caso, los investigadores siguen sin encontrar argumentos que hagan pensar en un robo y se centran, en principio, en algún tipo de ajuste de cuentas. Juan Carlos Moragues, delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, confirmó que se siguen «varias líneas de investigación».

En la tarde del jueves, la policía hizo que la novia del padre acudiera al piso pocas horas después de que fuera dada de alta para tratar de realizar una reconstrucción lo más detallada posible de lo sucedido, una actividad en la que la joven participó durante más de dos horas. Las fuerzas de seguridad han pedido también a los comercios cercanos las grabaciones de las cámaras de seguridad para tratar de identificar a los dos individuos del asalto.

De momento, se está investigando el entorno más cercano tanto de los padres de acogida, que llevan cerca de un año separados, como de sus nuevas parejas. Algunas fuentes aseguraron que el padre de acogida y su pareja podrían haber recibido amenazas en los últimos meses.