Un agente de la propiedad inmobiliaria, Miguel S.V., de 42 años, ha sido condenado por el juzgado de lo Penal número 1 de Castellón a dos años de cárcel y a devolver todo el dinero estafado, ya que durante el año 2011 se estuvo apropiando de las mensualidades que cobraba por los alquileres y fianzas de los pisos que sus propietarios le habían confiado para ser arrendados, y de los que tenía las llaves. Este extremo le sirvió, en diversas ocasiones, para alquilar las viviendas sin que sus dueños tuvieran conocimiento alguno, lucrándose así de los beneficios de manera ilícita.

La magistrada del juzgado de lo Penal 1, Inmaculada Gonell Marín, aceptó, tras alcanzar las partes un acuerdo de conformidad, la suspensión de la pena de cárcel para el acusado, pero bajo el requisito de que debe empezar a devolver el dinero, de manera fraccionada, a partir de este mes, de lo contrario tendrá que ir a la cárcel, especificó Gonell en la sala ante los perjudicados, que siguieron la vista con gran interés.

Los hechos se remontan al año 2011. Miguel S.V. colaboraba como agente de la propiedad inmobiliaria en varias empresas y obtuvo las llaves de algunas casas con la finalidad de contactar con posibles inquilinos. Firmó así contratos de arrendamientos y recibos, cobrando reservas, fianzas y mensualidades sin el consentimiento de los dueños.

COBROS DE DINERO // Como quedó probado en el juicio, que se celebró el viernes pasado, el día 1 de octubre del año 2011 este firmó dos contratos de alquiler de dos casas de la calle Poeta Guimerá de Castellón y cobró 520 y 700 euros, sin que el propietario se enterara de nada. Lo mismo hizo con una casa de la calle San Félix, apropiándose de 600 euros, y de otro piso de la calle Navarra por el que los inquilinos pagaron otros 600 euros, que él se quedó.

Asimismo, el acusado, aprovechando que tenía las llaves, hizo lo mismo con las viviendas ubicadas en la calle Temprado, de la que cobró 900 euros; y de calle Alcalde Tárrega, por la que dos inquilinas abonaron 880 euros.

El 31 de agosto de ese año, además, el acusado recibió de otra víctima la cantidad de 300 euros por una fianza de un piso de la calle Navarra y otros 300 más. Lo mismo pasó con los alquileres de un bar de la calle Lepanto, por el que abonaron 400 euros, y de varios pisos de la calle San Antonio de Borriol, por los que cobró 715 euros que nunca entregó a sus propietarios. En total llegó a estafar cerca de 6.000 euros.

El Colegio de Agentes Inmobiliarios de Castellón asegura que el condenado nunca ha estado colegiado y que trabajaba, al parecer, como asesor y colaborador, pero no como colegiado.