Treinta días de trabajo en beneficio de la comunidad y 10 meses de retirada del carnet de conducir. Esa es la condena impuesta al joven de Benicarló de 23 años cazado por la Guardia Civil a 181 km/h en un tramo limitado a 80, tal y como publicó este martes este diario. El infractor reconoció los hechos en un juicio rápido celebrado en la Ciudad de la Justicia de Castellón y aceptó la condena por un delito contra la seguridad vial, ha podido saber este rotativo.

«No me di cuenta de que iba a esa velocidad. Cuando los agentes me pararon y me pidieron que les acompañara al cuartel les dije que no sabía por qué me arrestaban», explicó el susodicho en declaraciones a Mediterráneo, minutos después de conocer la pena que le imponía el magistrado.

PRUEBAS

El joven, que dio negativo en el test de alcohol y drogas, no deberá pagar ninguna sanción económica. El conductor fue sorprendido excediendo en 101 km/h la velocidad máxima permitida en el kilómetro CV-13, a su paso por Vilanova d’Alcolea, muy cerca del aeropuerto de Castellón.

Fueron agentes de Tráfico los que lo detectaron en un control de velocidad y lo siguieron, localizándolo en el kilómetro 1.043 de la nacional 340, cuando se encontraba llegando a Benicarló. «Yo venía de trabajar y me iba hacia casa. De repente, empecé a oír las sirenas de la Guardia Civil. La verdad es que me asusté. Paré de inmediato y me mostré colaborador con ellos», puntualizó.

Un radar había detectado la elevada velocidad a la que circulaba. La provincia cuenta con un total de 13 dispositivos de carácter fijo y casi una treintena de radares móviles. Castellón posee, además, el aparato que más recauda de la Comunitat Valenciana. Se encuentra situado en el kilómetro 390 de la autopista de peaje AP-7, a su paso por Torreblanca. Solo el año pasado, este radar recaudó 1.119.564 euros.

Uno de los casos más graves de exceso de velocidad de la última década se vivió el año pasado en la provincia. La Policía Local de Castellón denunció a un hombre de 27 años por un presunto delito contra la seguridad vial. El joven circulaba a 124 kilómetros por hora en una zona del casco urbano en la que la velocidad máxima estaba limitada a solo 40 km/h. Fue cazado en el bulevar del Río Seco. Asimismo, en el 2009, un francés fue sorprendido a 217 km/h en la AP-7, cuando el máximo era de 120 km/h.