Era el mes de junio del 2015 cuando la Guardia Civil encontraba 2.100 kilos de hachís en una barca de pesca amarrada en Burriana. El hallazgo de 70 fardos se realizó de madrugada y no fue hasta seis meses después cuando dieron a conocer las primeras detenciones. Entre ellas, destacaron las de dos guardias civiles, a quienes la Benemérita acusó entonces de estar compinchados con los traficantes.

Uno de los agentes ingresó en prisión preventiva, aunque en la actualidad ya está en libertad con cargos.

Cuatro años y medio después de la intervención policial, el caso continúa en fase de instrucción en los juzgados de Nules. Según confirmaron recientemente fuentes de la Fiscalía Provincial a este periódico, el juez emitió el auto de procesamiento --previo a la apertura de juicio oral y a los escritos de calificación provisional-- durante el verano, pero al mismo presentaron recursos que dilatan el proceso.

Nueve personas fueron detenidas por su presunta relación con el alijo y cuatro de ellas fueron enviadas a prisión. Uno de los dos agentes de la Guardia Civil detenidos era el jefe de servicio del día que entró la droga en el puerto, al que su compañero acusó.