Un asesor fiscal de Castellón, Rafael S.M., ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Castellón a cinco años de cárcel por los delitos de falsedad en documento oficial y un delito continuado de estafa agravada, ya que hacía falsas declaraciones de la renta y se quedaba, además, con las devoluciones de la Agencia Tributaria alcanzado un botín de más de 85.000 euros.

La Audiencia también le impone una multa de un año a razón de seis euros al día y el pago de costas. Deberá abonar 138.784 euros a Hacienda y otros 1.026 por las sanciones que la Agencia Tributaria impuso a los perjudicados al detectar irregularidades en sus declaraciones, según consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso Mediterráneo.

En la lista de perjudicados hay una veintena de clientes, que desconocían estos hechos. El procesado llegó incluso a realizar falsas declaraciones de la renta a personas ya fallecidas. Todo para conseguir dinero de manera ilícita, como quedó reflejado en el juicio que se celebró a finales de noviembre y principios de este mes en varias sesiones.

TESTIMONIOS // «No conozco a este señor de nada, nunca lo autoricé para que me hiciera ninguna declaración fiscal y, aunque este documento va a mi nombre, esa no es mi firma», explicó al tribunal una de las víctimas del asesor. «Que yo sepa nunca me ha hecho la renta. No lo conozco de nada», aseveró otro de los afectados.

Y es que la Fiscalía afirmó que, además de actuar a espaldas de sus clientes, el procesado utilizó datos personales de personas a las que no conocía para tramitar declaraciones. Así, la representante del Ministerio Público acusó a Rafael S.M. de haber utilizado la información correspondiente a un joven en busca de empleo, que dejó un currículo en su gestoría, y los datos de una persona que extravió su cartera por la calle para realizar los trámites y enriquecerse de forma delictiva.

Durante el juicio, el acusado negó haberse quedado con dinero alguno y sostuvo que todo lo hizo con la autorización de los perjudicados, durante un interrogatorio confuso. «Yo hacía las declaraciones, pero eran mis clientes quienes las presentaban porque yo tengo movilidad reducida», intentó excusar.