La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) ha confirmado la condena de 15 años de prisión impuesta por la Audiencia Provincial de Castellón a Vicente Manuel Bou, de 50 años, por matar a golpes en diciembre del 2014 a Vicente Beltrán, discapacitado físico y de 59 años, en Sant Joan de Moró.

El asesino reclamó una deuda al fallecido y este le dijo que no tenía dinero para pagarla. Le agredió por la espalda, partiéndole la columna vertebral con, al menos, cinco impactos. Tras el ataque mortal, se fue a dormir y horas después confesó el crimen en la comisaría de la Policía Nacional de Castellón.

Un jurado popular lo declaró culpable de asesinato y el magistrado Pedro Luis Garrido lo sentenció a 15 años de cárcel. El abogado defensor recurrió el fallo ante el alto tribunal valenciano, solicitando que Bou fuera condenado por homicidio doloso y no por asesinato, o que la causa fuera devuelta a la Audiencia de Castellón para la repetición del juicio con un nuevo jurado.

El TSJCV ha desestimado, sin embargo, su recurso y ha confirmado la resolución que dictó en su día el tribunal castellonense.

El cadáver de la víctima, que se encontraba postrada en una silla de ruedas por su discapacidad física, fue hallado en su finca de les Serretes de Moró, una casa que había compartido anteriormente con el asesino confeso.

POR LA ESPALDA // El fallecido no pudo oponer resistencia alguna ni tampoco defenderse, ya que los golpes fueron, según el análisis del cuerpo sin vida, por la espalda, mientras veía la televisión. Los investigadores de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Castellón declararon durante la celebración del juicio que Bou admitió la autoría del crimen desde el principio “por una deuda” de unos 12.000 euros que la víctima mantenía con él. “Dijo que fue un arrebato, que no pensó que estaba muerto y, tras revelar lo ocurrido, se quedó tranquilo y pausado”, explicó el instructor de las diligencias policiales en sala.

Los análisis practicados por la unidad de Criminalística revelaron que el acusado había comido un sándwich en la escena del asesinato, había bebido cerveza y que se había tomado un café, tras encontrarse restos del ADN del condenado en el arma homicida, un vaso y en la comida.

Bou sostuvo en todo momento que quiso “herirlo, pero no matarlo” y que, cuando el fallecido se quedó tendido, pensó que “solo estaba inconsciente”. H