Un conseje de la urbanización Voramar de Peñíscola se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial y admitió que en el verano del 2016 agredió sexualmente a una niña de 10 años en la caseta de la piscina. Víctor M., de origen ecuatoriano y de 37 años, reconoció que bajó el bañador a la menor y le realizó tocamientos.

A preguntas del Ministerio Fiscal, asumió haber llevado a la pequeña hasta allí con la excusa de ponerle crema y haber cerrado una de las puertas del habitáculo. En un punto de su declaración, el hombre incidió en que «no sabía que la afectada solo contaba con diez años».

La víctima, que es una ciudadana belga que se encontraba de vacaciones en Peñíscola cuando tuvieron lugar los hechos, no tuvo que viajar hasta Castelló para declarar de nuevo. El tribunal reprodujo el vídeo con la declaración de la pequeña --en prueba preconstituida--. Se trata de una grabación en la que la menor, ayudada por una intérprete de francés, cuenta los tocamientos sufridos por el acusado. «Yo temblaba porque tenía miedo», contó la afectada solo dos días después de que Víctor M. fuera detenido. «Duró como unos dos minutos», dijo entonces la niña, quien apuntó que el procesado también le enseñó a ella sus partes íntimas.

La víctima logró finalmente salir de la citada caseta por una segunda puerta que el acusado no había cerrado con llave y contó lo ocurrido a sus familiares.

La fiscal, que en un principio solicitaba una pena de nueve años, rebajó a ocho su petición de cárcel para Víctor M.. Abogó por una condena y aludió a que la exploración de los forenses vio compatible lo relatado por la niña con lo ocurrido, hallándose vestigios genéticos. El caso quedó visto para sentencia.