Cuatro años de prisión para el ladrón que robó en una granja de Torreblanca y atropelló al agricultor que intentó evitar su fuga. El tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial lo condenó ayer por un delito de intento de homicidio y una falta de hurto, tras alcanzar un acuerdo el abogado defensor y el fiscal Francisco Sanahuja.

Un pacto que reduce a la mitad la pena de cárcel que solicitaba el Ministerio Público, que era, inicialmente, de ocho años, como ya publicara este diario. El condenado, Francisco Reyes Escudero, con antecedentes penales previos a estos hechos, reconoció el arrollamiento y aceptó la pena de prisión impuesta.

LOS HECHOS

Según se declara probado en la sentencia de conformidad, que ya es firme, el procesado se dirigió a la granja El Carreter, una propiedad agrícola del camino La Raya de Torreblanca, sobre las 16.00 horas del 22 de enero del 2014.

El susodicho se apoderó de varias jaulas de conejos, cuyo valor no excedía los 400 euros, y fue sorprendido por un hombre, que le reprochó su actitud.

El ladrón dejó entonces los objetos de los que se había apoderado y se marchó con su coche, no sin antes golpear el vehículo del testigo. El afectado comenzó entonces a perseguirlo, intentando que el asaltante no se diera a la fuga, y contactó por teléfono con Guillermo Marín, que también se encontraba en los alrededores de la finca y comenzó a colocar ladrillos en medio del camino para tratar de frustrar la huida del caco. Sin embargo, cuando el condenado llegó a dicha altura «lo arrolló con la finalidad de acabar con su vida», lanzándolo a varios metros de distancia, tal y como especifica el documento judicial.

La Guardia Civil logró encontrar, posteriormente, un Citroën Xantia, abandonado en un huerto de naranjos y con la luna delantera totalmente fracturada.

462 DÍAS DE HOSPITAL /

El herido pasó 462 días hospitalizado. Sufrió heridas muy graves, tales como un traumatismo craneoencefálico severo, un neumotórax grave, fractura de clavícula y traumatismo de columna vertebral, rotura de ligamento cruzado de rodilla y de tendón en el cruádriceps, entre otras lesiones. Unas heridas que hubieran podido provocarle la muerte y que le han causado secuelas psicológicas, tales como trastornos de la personalidad.

La víctima, tras ser indemnizada por una compañía aseguradora, no reclamó compensación económica alguna al condenado por las lesiones sufridas.