El Tribunal Supremo ha condenado a cuatro años y seis meses de prisión por delitos de intrusismo y estafa a dos hombres que, sin la titulación requerida para ejercer como médicos, engañaron a más de una veintena de pacientes en un centro clínico de Vinaròs.

La sentencia del alto tribunal eleva así la pena impuesta por la Audiencia Provincial de Castellón al considerar la agravante de basar el engaño en un bien de primera necesidad, como es la salud. Y es que ambos se presentaban como médicos, examinaban a los enfermos, diagnosticaban enfermedades de todo tipo y prescribían tratamientos diversos, incluido en algún caso tratamientos con células madre, trasplantes y cirugías no menores.

Uno de los autores contaba con un título privado de terapias naturales y el segundo con diplomas extranjeros relacionados con ciencias de la salud, pero carecían los dos de titulación expedida o reconocida en España.

El fallo también eleva la condena por el mismo motivo a la esposa del primero, que realizaba funciones de recepcionista en el centro. Ella es condenada a dos años y un mes de cárcel como cómplice de intrusismo y estafa. El Supremo estima el recurso de la Fiscalía y parcialmente el de la acusación particular en nombre de cinco de los perjudicados. Por su parte, desestima íntegramente los recursos de los acusados.

Compensación económica

Además, el Supremo reconoce indemnizaciones por un total de 137.000 euros para 22 perjudicados, de los cuales 110.000 (5.000 por cada uno de los afectados) corresponden a daño moral, y el resto a dinero satisfecho por los tratamientos, que en la mayoría de los casos resultaron totalmente ineficaces.

Estas cantidades deberán abonarlas solidariamente uno de los acusados y su mujer, propietarios del local donde montaron la clínica, y en nueve de los casos deberá pagar también una parte el otro varón acusado hasta alcanzar el importe establecido.