La reciente matanza racista de El Paso (Texas, Estados Unidos), con 22 fallecidos y casi una treintena de heridos, ha puesto sobre la mesa el problema de envergadura mundial que constituyen los delitos de odio. El autor de la masacre, de 21 años, se definía a sí mismo como un «supremacista blanco» y justificó su crimen en «la invasión hispana de Texas», reconociendo que su objetivo era matar «a cuantos más mexicanos mejor». Sin embargo, no hace falta irse tan lejos ni recorrer miles de kilómetros para encontrar otros mediáticos delitos racistas.

Hace escasos días el vídeo de la paliza a un hombre de raza negra, a manos de vigilantes de seguridad, en el Intercambiador de Avenida de América de Madrid saltó a todos los informativos. La denuncia llegó a SOS Racismo por parte de un miembro del grupo de Whatsapp de trabajadores en el que se había difundido y donde se hacía mofa de él.

En Castellón se registraron 23 delitos en el año 2017 --el último del que hay datos cerrados--. Solo ocho de ellos pudieron ser resueltos y seis personas fueron detenidas, según el Ministerio del Interior. Se trata de la cifra más alta desde que existen datos y sitúa a la provincia en el top 15 español. Un año antes, por ejemplo, los hechos detectados fueron 12, prácticamente la mitad.

El racismo y la xenofobia son una de las tipologías de delitos de odio más destacadas en Castellón, así como las razones de tipo ideológico. Estos han ido a más en los últimos años, en detrimento, por ejemplo, de la discriminación por discapacidad.

FACTORES / Policías, juristas y sociólogos creen que el aumento de esta delincuencia se debe a múltiples factores: la crisis económica, el auge de los partidos de ultraderecha --tanto en España, como en otros países de Europa o Estados Unidos--, el radicalismo en las redes sociales etc.. Asimismo, los expertos señalan también la necesidad de mejorar la educación en igualdad tanto en los colegios e institutos, como en casa.

«En crisis económica se radicalizan las posturas, se tiende a cargar contra ciertos colectivos o a acusar, por ejemplo, a los inmigrantes de la falta de trabajo. El vertedero de opiniones en el que se convierten a veces las redes sociales también contribuye a ese caldo de cultivo. En internet y oculto tras una pantalla, hay quien se atreve a decir lo que no diría a la cara», explican sindicatos y asociaciones policiales.

En la Comunitat Valenciana los delitos de odio fueron nada menos que 121 en 2017 -55 de ellos por racismo y xenofovia y 28 por ideología, entre otros-, situándola en el top 5 español, solo por detrás de Cataluña, Madrid, Andalucía y el País Vasco.