El Defensor del Paciente ha remitido a la Fiscalía Superior de València un escrito en el que le solicita investigar el caso de un bebé en el Hospital General de Castelló que nació prematuro al que, presuntamente, se le amputó parte de la pierna y se le administró un fármaco caducado. Asimismo, la presidenta de esta organización, Carmen Flores, solicita que se efectúen pesquisas con vistas a depurar las responsabilidades penales que pudieran derivarse.

Además, adjunta otra misiva en la que los padres del pequeño relatan el caso, y explican que la madre, con 23 semanas, empezó a perder líquido amniótico, e ingresó en el centro sanitario. Más tarde, a las 25 semanas, la madre se quedó sin líquido amniótico y hubo que practicarle una cesárea de urgencia. El bebé nació con menos de un kilo de peso, sin complicaciones. Y, a pesar de su prematuridad, los padres aseguran que nació bien. Sin embargo, al cumplir 28 días, estando en la incubadora, el neonato empezó a ponerse mal. Estuvieron dos días pinchándole las femorales buscando la vía central. Cuando dejaron entrar a los progenitores vieron que tenía hematomas. Al parecer, según comentan los familiares, el pinchazo de la pierna derecha lo hicieron mal.

«Nos hemos equivocado», aseguran que dijo la pediatra jefe del área en cuestión. Fue entonces cuando la pierna empezó a ponerse morada. Pasaron de siete a nueve días hasta que acudió el cirujano vascular a visitar al bebé, cuya pierna estaba tapada y el tono pasó a ser oscuro o negro. Finalmente, le amputaron la pierna por debajo de la rodilla, generándole una discapacidad superior al 80%. «Como bien nos dijeron se equivocaron, buscando una arteria perforaron una vena y esta se cerró cortando el riego a la pierna derecha», aseguraron.

Además, denunciaron que vieron a enfermeros manipulando a su hijo sin desinfectarse las manos (obligatorio en la UCI de neonatos al entrar) y que le daban ventolín caducado.