Manuel Enrique A.A., el acusado de matar de un tiro a su vecino de Benicarló porque le molestaban los ladridos de sus perros, se enfrentó ayer a la segunda jornada del juicio por asesinato que lo ha llevado al banquillo de la Audiencia Provincial de Castellón. Los peritos de la Guardia Civil que comparecieron durante la jornada de ayer descartaron que el acusado no viera que la escopeta estaba cargada cuando la cogió para encararse con la víctima.

Los investigadores incidieron en que los cartuchos se ven al montar el arma, que estaba semiabierta cuando el procesado la cogió de la pared de su piso. «La parte trasera es de color dorado y al cerrar la escopeta se ve si tiene carga o no», explicaron los especialistas. Los agentes contradijeron así la versión de Manuel Enrique A.A., quien dijo durante su interrogatorio que solo cogió el arma de fuego «para intimidar» a sus vecinos durante una disputa y que desconocía que la misma estaba cargada en ese momento.

Por lo que respecta a la posibilidad de que el disparo mortal se efectuara accidentalmente, como sostuvo el procesado entre sollozos, los guardias civiles precisaron que es necesario efectuar una presión considerable, «de dos kilos y medio o tres en el disparador para accionar la escopeta».

Asimismo, puntualizaron que para poder realizar un tiro es necesario desbloquearla, «tirar el martillo del arma hacia atrás».

Por su parte, los forenses que realizaron la autopsia y examinaron la herida de bala a la altura del ojo del fallecido, determinaron que el tiro se produjo a una distancia de «unos 50 centímetros». Cabe recordar que Manuel Enrique A.A. dijo durante su declaración en sala que «no quería hacerle daño» al finado y que el arma «se disparó por accidente» cuando fue «a dar la vuelta en la escalera del edificio», añadió.

Manuel Enrique A.A. se enfrenta a una pena de 20 años de prisión por un presunto delito de asesinato. Hoy se celebra la última sesión del juicio con jurado popular y sus miembros deberán comenzar a deliberar, posteriormente, si consideran al acusado culpable o no de matar a su vecino intencionadamente. H