Escolafriante jornada de testimonios en el juicio por la tragedia del Madrid-Arena. Varios de los supervivientes de la avalancha mortal contaron el horror que supuso para ellos y para las víctimas mortales esa noche de Halloween. “No puedo más, no puedo más, dile a mi padre que le quiero”, recordó Amor López que le dijo una de las fallecidas, Katia Esteban, cuando ambas estaban en el tapón humano que se formó en uno de los vomitorios.

Al igual que Katia, Amor López tenía 17 años en el momento de la tragedia. No conocía de nada a la fallecida pero estaba detrás de ella y pudo escuchar sus últimas palabras. “Después dejó de hablar y de respirar”, contó en medio de un silencio que se podía cortar.

Su relato de cómo logró sobrevivir da idea del caos que se apoderó de la sala durante un tiempo que ella no sabe precisar pero que se le hizo “eterno”. Al final, mis amigos vieron que me estaba muriendo y sacaron fuerza de no se donde y me sacaron”, contó,

Como el resto de testigos, Amor ha contado que no pasó ningún control, ni registro, sino que sólo le pidieron la entrada en los tornos. Entró con una garrafa de cinco litros en la mano y dos botellitas ocultas en los pantalones.

Otra testigo en el juicio, Belén Sastre, que tenía 16 años, explicó cómo se quedó atrapada junto a una de las fallecidas Belén Langdon, que era su amiga. “Estábamos cogidas de la mano hasta que llegó un momento que dije, si me tengo que morir aquí me muero”, recordó ayer.

Junto a sus amigas, todas menores de edad, la joven había comprado la entrada a un relaciones públicas por 30 euros una semana antes de la fiesta. H