Los dos acusados de matar a tiros a un joven rumano de 21 años en la zona del Eurosol de Benicàssim en el año 2000 negaron ayer haber efectuado los disparos que hirieron de muerte a la víctima y culparon a un encapuchado. Los procesados, también de origen rumano, se enfrentan a una pena de siete años de prisión por un delito de homicidio que comenzó a juzgarse ayer en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón.

Un jurado popular deberá valorar si los procesados son culpables de un crimen que se cometió hace ahora 16 años y que estuvo sin resolver hasta el 2014. Y es que, aunque en un primer momento ambos fueron detenidos como sospechosos del homicidio, posteriormente se les dejó en libertad por falta de pruebas y la causa contra ellos se archivó.

«Esa noche salimos con nuestro amigo (la víctima) en busca de un televisor que alguien hubiera abandonado en la calle. Él era electricista y podía arreglarlo. De repente, vimos a alguien enmascarado y vestido de negro. Sacó una pistola y empezó a disparar. Yo me escondí detrás de un contenedor y el encapuchado se fue corriendo», aseguró I.V.P.. El otro acusado, G.B.L.. sostuvo la misma versión, explicando al tribunal que después de oír los tiros, se quedó bloqueado y corrió «por miedo», reconociendo que, aunque vio al fallecido en el suelo, no se paró «para ver cómo estaba».

Uno de los guardias civiles que acudió de inmediato a la escena del crimen relató que algunos vecinos dijeron a los agentes que dos hombres, que iban junto al fallecido, habían salido corriendo. «Hicimos una batida y encontramos a dos jóvenes, que coincidían con la descripción física aportada por los testigos y que llevaban la misma ropa, de modo que los detuvimos», afirmó.

Pasadas 24 horas del arresto, los dos acusados quedaron en libertad por falta de pruebas en su contra y durante todos estos años han residido en Italia. El caso se reabrió en el 2010, cuando el grupo de homicidios de la Guardia Civil retomó las investigaciones con autorización de la jueza. Un informe, que revelaba que G.B.L. tenía restos de plomo en su mano izquierda, llevó a los agentes a localizar y arrestar a los procesados, que ingresaron en prisión provisional y que, posteriormente, salieron bajo fianza.

El juicio continúa hoy con la declaración de especialistas de criminalística, forenses y testigos del entorno de los procesados. H