La muerte de la experimentada senderista morellana Ana Puig, que fallecía trágicamente hace 7 días al precipitarse a un barranco de Vilafranca desde una altura de 20 metros, ha elevado a cinco las víctimas mortales por accidente en los montes de la provincia en el último año. Todos ellos eran personas experimentadas, con sobrada experiencia y conocedoras de la montaña y sus peligros.

De los cinco fallecidos, tres eran mujeres y otros dos hombres. Se trataba de tres senderistas, un escalador y un ciclista, que perdieron la vida en distintas circunstancias y cuyas muertes conmocionaron a la provincia.

En mayo del 2015 este periódico informaba de la muerte de un joven escalador de Yecla, quien fue hallado sin vida en la cara sur del Penyagolosa, suspendido a 40 metros de altura, en donde permaneció colgado durante dos días, hasta que fue localizado y recuperado su cuerpo. Su fallecimiento iniciaba una lista negra.

Los familiares del joven, aficionado a la montaña, comenzaron a preocuparse por él, que había decidido viajar solo hasta Castellón y dejó de responder a las distintas llamadas telefónicas.

CAÍDA POR UN PUENTE // En enero del presente año un ciclista, de 47 años y vecino de la Pobla de Vallbona, desaparecía tras salir en bicicleta desde Almassora. Un día después de advertir de su ausencia sus compañeros de trabajo, fue encontrado muerto en el cauce del río seco, en una zona próxima a la CV-10, entre los términos de Castellón y Borriol.

En esta ocasión, el deportista se precipitó por un puente de unos 15 metros de altura, que se encontraba en mal estado de conservación. Y es que la pasarela tenía la barandilla rota y oxidada, con una varilla de hierro doblada y que atravesaba parte del puente. El hombre, que cruzaba el puente durante su paseo, intentó esquivar la vara y cayó al vacío.

Con el temporal de nieve del pasado mes de febrero llegaba una de las tragedias más mediáticas de los últimos años. Tres montañeros se perdían entre las nieves de Castell de Cabres y un dispositivo sin precedentes unía esfuerzos para dar con ellos.

EL TRISTE HALLAZGO // Por desgarcia, para cuando fueron localizados, dos de los tres senderistas habían muerto por congelación. Se trataba también de dos curtidas montañeras, miembros de clubes provinciales y la noticia de su muerte sobrecogía a Castellón.

El tercer senderista era localizado con signos de hipotermia, y trasladado al Hospital General, en donde se repuso físicamente y comenzó a asimilar el triste final de sus amigas. Y es que tan solo 200 metros en línea recta separaban el lugar donde fueron halladas sin vida de una masía que está abandonada, en la que pudieron resguardarse del temporal. H