En la universidad me enseñaron que cuando te dan gato por liebre, hay una estafa, que es lo que ha cometido el detenido». Con esas palabras se dirigió ayer la acusación particular en la segunda sesión del juicio contra A.F., el empresario cárnico acusado de un presunto delito de estafa y otro de falsedad documental.

Tras escuchar la declaración de los peritos que testificaron en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, el abogado considera que el procesado cometió una «conducta fraudulenta y prohibida para la salud pública» al mezclar supuestamente miles de kilos de carne de caballo con la de vaca y venderla a su principal cliente, la empresa valenciana Iniciativas Comerciales Dadyma SL, como si fuera toda de vaca.

El acusado aseguró que había dado salida a los cerca de 800.000 kilos de magro equino que había adquirido distribuyéndolos durante un año a través de sus cinco carnicerías. Una versión que la acusación particular tildó de «absurda», ya que para ello «tendría que haber vendido 2.700 kilos al día de carne de caballo, lo cual significaría que en sus establecimientos hay más colas que en muchas tiendas en rebajas».

Ante esa actitud «negligente», el letrado ratificó que «la condena debe ser ejemplar», por lo que mantuvo su petición de pena inicial de seis años de cárcel y un conjunto de indemnizaciones que superan el millón de euros.

«CON MALICIA» // En esa misma línea, la Fiscalía, que pide la misma condena, vio «absolutamente acreditada» la «malicia» del acusado introduciendo carne de caballo en lotes de magro vacuno, por lo que ha cometido «un dolo». Para el Ministerio Público, la carne salió clandestinamente de las instalaciones de A.F., puesto que no pudo justificar ninguna otra salida que no fuera otra que manipular los dos tipos de carne. «En la contabilidad queda demostrado que hay 500.000 kilos de vacuno que nunca entraron en sus dependencias y otros 800.000 de caballo que nunca salieron», zanjó la fiscal. «El perjuicio y la mala fe son evidentes», añadió.

Además, el Ministerio Público trajo a colación la declaración de un testigo en la primera sesión, que afirmaba que el detenido les había asegurado en una reunión «que mezclaba las dos carnes».

La defensa, por su parte, negó que manipulara intencionadamente ambos productos y se escudó en el testimonio de una perito --una farmacéutica-- que decía que «estaba contaminada». Al igual que ya había desmentido su cliente, el abogado negó que A.F. dijera que mezclaba las carnes y reiteró que todos los kilos de materia prima equina se comercializaron de forma legal a través de las cinco carnicerías.