Un encapuchado atracó ayer por la mañana un bar de Burriana, pistola en mano, y logró un escaso botín de 60 euros. Sucedió en El Cafenet de Miguel, situado en el camino a Onda, poco antes de las 7.30 horas. Un hombre de mediana edad accedió al establecimiento cuando la persiana todavía estaba entreabierta. Con la cara tapada por un pasamontañas y portando un arma corta de fuego en la mano, entró en el local y amenazó a la dueña. «Cuando me he dado cuenta de que alguien intentaba entrar pensaba que venía a por tabaco, como pasa muchos días, y le he dicho que aún estaba cerrado. Rápidamente, he visto que iba armado», explicó ayer la víctima, Sonia Andreu, en declaraciones a este diario.

«Yo estaba preparándome para abrir. Mi madre estaba en la cocina y el atracador empezó a gritar que le diéramos el dinero y que abriéramos la máquina de tabaco, cuya llave no tenemos», contó la afectada, quien reconoció que todavía le temblaban las piernas horas después de lo sucedido.

La mujer, en un alarde de valentía instintivo, cogió un taburete e intentó golpear al ladrón, reaccionando él con un ataque de ira, alzando la voz y amenazándola todavía más. «Entonces, abrimos la caja y le dimos los 60 o 70 euros que había, casi nada porque no había empezado aún la jornada laboral. Inmediatamente, me fui hacia el botón de la alarma y lo pulsé como pude. El atracador se marchó y huyó en una bicicleta», reveló Andreu.

TENÍA ACENTO VALENCIANO

El hombre vestía ropa oscura, «como de trabajo», dijeron las testigos. «Era un chico de mediana edad, como de 1,70 metros de altura y ojos marrones. Estoy segura de que es una persona de la zona porque hablaba con acento valenciano», aseguró la dueña.

Tras pulsar el botón de alarma, agentes de la Guardia Civil se personaron en el lugar con rapidez y peinaron las inmediaciones, sin dar con el delincuente. Posteriormente, se entrevistaron con la perjudicada, que ya ha presentado la denuncia por estos hechos, haciéndose la Policía Judicial cargo de la investigación. Es el primer atraco que sufre Sonia Andreu en sus 15 años como hostelera en Burriana. Sin embargo, muestra su «preocupación» por la escalada de delincuencia que vive la localidad en los últimos meses con robos a casas, negocios y delitos sexuales.