La Policía Judicial de la Guardia Civil de València investiga una estafa millonaria a un citricultor de Betxí, de 59 años y nacionalidad española. La víctima, productor de naranjas, recibió el pasado mes de marzo la llamada de una persona que se interesaba por sus cítricos. Hasta la fecha, el afectado había vendido su producto a una cooperativa que entró el año pasado en concurso de acreedores --solía colocar un millón de kilos de naranjas al año--, por lo que la oferta le interesó.

El interlocutor se puso en contacto telefónico con él a través del móvil y le dijo ser un comerciante de fruta de nacionalidad suiza que estaba interesado en comprarle una importante cantidad. El afectado le dijo que tenía dos millones de kilos disponibles, por lo que el supuesto comerciante suizo señaló que le pasaría su contacto a un intermediario suyo para que acordaran los términos de la venta. Así, el afectado y los compradores se citaron en un hotel de València para negociar.

ENTREGÓ 120.000 EUROS

Una vez en el establecimiento, el intermediario le dijo que estaban interesados en comprarle varias variedades de naranjas y que él debía abonar una comisión de 120.000 euros. Los presuntos estafadores le dijeron que el comprador --un ciudadano suizo-- le pagaría 640.750 euros de anticipo por los cítricos y, más adelante, el resto de la cuantía por transferencia.

Según ha podido saber Mediterráneo, pasados unos días, el agricultor quedó en otro hotel con los intermediarios, firmando diferentes contratos con ellos.

Acompañado por varios amigos, llevó los 120.000 euros en efectivo que debía pagar como comisión y que había reunido en su entidad bancaria --repartidos en varios vehículos-- y los entregó a los falsos compradores, quienes a su vez dieron entonces a la víctima del engaño dos bolsas de plástico transparente, llenas de billetes de 200 euros --conteniendo un total de 512.000 en metálico--.

El denunciante lo cogió, lo repartió entre sus amigos para transportarlo y regresó a Betxí. Una vez en su domicilio, se dio cuenta de que eran falsos y acudió al cuartel para denunciar, entregando todos los billetes a los agentes. El perjudicado dijo entonces a los investigadores que le sorprendió que los presuntos compradores utilizaran guantes para manipular el dinero.

Relató a los guardias civiles que los dos hombres con los que trató eran morenos y podrían tener acento italiano. Tras percatarse de la estafa, el agricultor intentó ponerse en contacto con el móvil que le había llamado para ofrecerle el trato, saltándole siempre un desvío de llamadas, pero no respondió nadie. La Policía Judicial investiga ahora el caso, tratando de seguir las pistas.