«A mi marido le pasó algo en el monte y nunca lo encontraron. Estoy segura. Caería en algún sitio, en un agujero, se precipitaría por un cortado... Nadie sale a la montaña una mañana con amigos y decide irse de casa sin documentación, sin dinero, dejando su coche...». Alicia Bou, vecina de Castelló y esposa de Juan Aranega, recuerda a su marido varios años después de su desaparición --en diciembre del 2011-- y está convencida de que falleció tras un accidente en Puertomingalvo, por donde había salido a dar un paseo, a revisar si quedaba algún rovelló (aunque ya no era temporada) y avistar algunas cabras montesas en el lugar.

«Durante diez días buscaron a mi marido efectivos de la Guardia Civil, vecinos, perros policía, helicópteros... pero no encontraron ninguna pista. El campo no tiene ni inicio ni fin... Al principio crees que puede estar herido, esperas poder encontrarlo, pero cuando ha pasado ya tanto tiempo... te resignas. Tienes que seguir con tu vida, sí o sí», relata su mujer en declaraciones a este periódico. Explica que la última vez que recibió la llamada de la Guardia Civil fue hace un año, pero sin novedad alguna.

Alicia Bou lamenta los problemas legales a los que se enfrenta por su situación. «Oficialmente, no soy viuda, ni mis hijos huérfanos. Cuando mi marido desapareció, uno iba al instituto y la otra a la universidad. El Estado no reconoce su muerte hasta que no pasen diez años y no tenemos ninguna ayuda que otra gente sí tiene. Además, mi suegra falleció hace unos años y la herencia sigue paralizada ante la ausencia de mi marido. La ley no nos ampara en absoluto», afirma.

Ocho años después, la familia de Juan Aranega sigue con la incógnita de qué le sucedió. «La esperanza nunca llega a perderse del todo, pero yo creo que mi marido está muerto y que no pudieron encontrarlo», lamenta.