La mujer de 60 años que murió el lunes estrangulada a manos de su marido en una pedanía rural de Orihuela (Alicante) había fallecido al menos ocho horas antes de que su pareja llamara al teléfono de emergencias 112 para confesar el crimen y entregarse.

Las instituciones valencianas guardaron ayer varios minutos de silencio en señal de condena por este nuevo asesinato machista, el primero ocurrido este año en la Comunitat y el vigésimooctavo a nivel nacional, y mostraron el «rechazo absoluto y enérgico» de la sociedad autonómica a las agresiones de género.

Fuentes cercanas al caso informaron de que el presunto homicida, un búlgaro de 57 años, se negó a declarar ante los agentes y tampoco hizo ninguna manifestación espontánea a lo largo de la detención, que se produjo el lunes poco después de que llamara para dar cuenta del homicidio, a las 7.45 horas.

Aunque, en un principio, se pensó que había confesado minutos después de estrangular a la víctima --Ivanka, también búlgara--, el examen forense ha determinado que la mujer llevaba más de ocho horas muerta cuando se produjo la llamada a primera hora de la mañana, por lo que la cónyuge yacía sin vida en la vivienda desde la medianoche.