El exvicepresidente de la Federación de Tiro Olímpico de Castellón, A.R.M., negó ayer que manipulara conscientemente el libro de registros de la entidad entre 2010 y 2014 y que se lucrara con la venta ilegal de diversas armas y munición. Unos hechos por los que lo acusa la Fiscalía, que solicita para él ocho años y medio de prisión por los delitos de tenencia de aparatos explosivos y continuado de falsedad documental.

El procesado admitió que era el encargado de armas, cartuchería, tiradas y libro de registros, pero dijo no conocer a las personas que aparecen --con nombres, apellidos y DNI-- en el dosier de la federación como compradoras de munición y que niegan haberla adquirido. «En ese tiempo yo tomaba una medicación que me hacía estar mal de la vista y me debí equivocar», se justificó el acusado en su declaración.

La fiscal le preguntó acerca del hallazgo de 8.300 euros en una caja fuerte ubicada en su domicilio, sobre 30.000 euros en inversiones y acerca de otros 50.000 en una cuenta bancaria. A.R.M. dijo que todo ese dinero provenía de una herencia y de la venta de un vehículo. Los agentes que realizaron el registro en su domicilio encontraron, asimismo, 14 botes de pólvora --cuatro más que los contabilizados en los registros-- con un peso de más de diez kilos y más de 5.000 pistones. El Ministerio Público recordó que el límite legal que puede acumularse es de un kilo y 100 pistones.

El procesado negó que hubiese llevado a cabo actividades delictivas y acusó a un guardia civil retirado de orquestar la acción policial contra él. «Estuvo mirando por dónde podía pillarme», dijo.

TESTIGOS / Numerosos testigos, cuyos nombres figuraban como supuestos compradores en el registro de la federación, desfilaron por la sala para declarar. «No tengo licencia de armas ni he comprado munición en mi vida», dijo uno de ellos, mientras otro afirmó: «Jamás he comprado cartuchería». Entre quienes aparecían en las cuentas se encontraba también una mujer con movilidad reducida, quien declaró por videoconferencia. «Llevo diez años postrada en una silla de ruedas, no conozco las armas ni he estado nunca en Castellón», dijo la testigo, quien además apuntó: «Espero que le caiga un buen castigo por falsificación».

Otros socios de la Federación admitieron que prestaron su autorización de recarga al procesado para que adquiriera munición, pero sin conocer su presunta actividad delictiva. «No era consciente de lo que estaba haciendo», explicó al tribunal uno de los testigos citados.