La víctima mortal del incendio de la calle Lepanto dejó un calefactor encendido antes de irse a dormir, según la principal hipótesis de la investigación, para secar una ropa que se encontraba mojada. Colocó el aparato sobre el sofá del comedor, donde se iniciaron las llamas, y se marchó a la cama sin presagiar que la estufa podía causar un fuego mortal.

Así ha podido saberlo Mediterráneo, que ayer adelantó en exclusiva el hallazgo del cadáver en el tercer piso del número 91.

La víctima era Carlos G.L., de 29 años y natural de Sant Joan de Moró, a quien habían echado en falta sus padres después de que no respondiera a las llamadas de teléfono ni acudiera a trabajar.

Fueron los vecinos quienes avisaron a las autoridades tras comenzar a notar este fin de semana un sospechoso olor a quemado. Tal y como explicaron los propios residentes de la finca a este diario, fue el sábado cuando se pusieron en alerta.

La Policía Nacional acudió al inmueble y se entrevistó con los vecinos, pero no vio nada sospechoso --la puerta todavía no estaba ennegrecida-- como para acceder por la fuerza al inmueble. Al día siguiente, los testigos volvieron a llamar al 091 y es que, como ellos explicaron a este rotativo, el olor era persistente y los bordes de la puerta del piso habían comenzado a oscurecerse.

Los bomberos municipales accedieron a la vivienda por una ventana y encontraron al joven de Moró, fallecido. La única zona afectada por el fuego fue el sofá, aunque la humareda sí se había esparcido por toda la casa.

Al parecer, la víctima cerró todas las puertas del inmueble y se durmió en otra estancia distinta al salón. El sillón comenzó a quemarse poco a poco, agotando el oxígeno de la vivienda y provocando la muerte al fallecido sin que este se diera cuenta.

Carlos G.L. había alquilado el piso del incendio para vivir en la capital y trabajaba en un taller de coches, mientras su padre y su hermana continúan residiendo en Moró y son muy conocidos. Así lo confirmó el alcalde de la localidad, Vicente Pallarés, muy impactado por lo sucedido.

Su localidad natal lo despidió ayer, a las 11.00 horas, en la parroquia de San Bartolomé.

MUCHOS PISOS ALQUILADOS / Muchos de los pisos de la finca se encuentran alquilados y otros, vacíos, tal y como pudo comprobar este periódico el día después de la tragedia. Por ello, pocos datos pudieron aportar los residentes sobre el finado. «No lo conocíamos ni lo veíamos mucho, ya que llevábamos horarios diferentes y él llegaba tarde a casa», comentó la pareja que residía puerta con puerta con el fallecido.

El joven se ha convertido en la primera víctima mortal de un incendio de este 2019 en la provincia. Hace ahora tres años un caso similar tuvo lugar en la calle Felipe II de Benicàssim, donde en la sofocación de un fuego los bomberos encontraron un cuerpo.