La Fiscalía pide que el falso médico de Vinaròs, al que la Audiencia Provincial juzgará el próximo mes de abril, indemnice a las 22 víctimas del Baix Maestrat en 205.088 euros, según el escrito de acusación al que ha tenido acceso este diario. José Manuel López Pérez --conocido como Coté-- se sentará en el banquillo y se enfrentará a 22 años y medio de cárcel. Junto a él estarán también su mujer, quien se enfrenta a 8 años y cinco meses; su socio vinarocense, Frederic Gisbert, para quien el Ministerio Público pide también 22 años y medio; y Elena Epifantseva, una médico, supuestamente, compinchada con los otros tres acusados --a quienes dejaba su sello profesional-- y que se enfrenta a otros 8 años y cinco meses.

Un total de 44 testigos, además de forenses y otros peritos del ámbito sanitario declararán en la vista oral. Entre estos últimos, estará el presidente del Colegio de Médicos de Castellón, José Antonio Herranz; y dos subdirectores de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Las sesiones se desarrollarán los días 10, 11, 13, 17 y 18 de abril del próximo año, según ha informado la Asociación de Afectados de Intrusismo Médico-Sanitario en un comunicado.

Frederic Gisbert montó en el año 2006 una clínica sin contar con titulación, según el Ministerio Público. Dos años después, contactó con José Manuel López Pérez, que, careciendo de cualquier título homologado, se trasladó de Galicia a Vinaròs para sumarse a la presunta estafa.

Falsos diagnósticos //

En Esthetical Medical Center ofrecían asistencia odontológica, estomatológica y estética. Allí llegaron a hacer extracciones de sangre, intervenciones quirúrgicas, autotransfusiones, careciendo el centro de las condiciones necesarias. Los procesados dieron diagnósticos falaces a sus clientes, informándoles de que ellos o sus hijos menores tenían cáncer o enfermedades degenerativas.

Los procesados llegaron a decir a sus pacientes que tenían falsas dolencias que podían derivar en cáncer, según la Fiscalía. No solo a sus clientes adultos, sino que llegaron también a decir que sus hijos también podían tener graves enfermedades. Así consta en el escrito de acusación provisional, donde se relatan cada uno de los casos. Coté practicó, entre otras cosas y según el Ministerio Público, una biopsia en la cabeza a una niña de 12 años. A su madre le dijo que de no tratarse la dolencia que la menor presentaba podía derivar en un cáncer en la cabeza. A su otro hijo, de tan solo dos años, le diagnosticó hepatomegalia, lo que no se correspondía con la realidad.

Frederic Jesús Gisbert atendió a otra paciente, según el fiscal Sergio Bataller, a la que dijo que tenía artritis y que, si él no la trataba, se quedaría en silla de ruedas, inyectándole cortisona, «careciendo de los conocimientos mínimos en la materia».