Miguel Navarro Fernández, Maikel, recibió entre diez y doce hachazos en la cara y en la cabeza. El forense José Antonio Presentación ratificó ayer, en la segunda sesión del juicio por el asesinato del joven castellonense, el informe de la autopsia que revela que la víctima intentó protegerse con la mano izquierda al verse sorpresivamente atacado.

Después, se sucedieron rápidos y contundentes hachazos consiguiendo, de este modo, sus asesinos una muerte prácticamente instantánea por «la destrucción de los centros neurológicos vitales», esto es, el cerebro. La autopsia desvela que la ausencia de lesiones y de reacción de vitalidad en ambas muñecas descarta que el cadáver fuera atado en vida.

El análisis forense, que fue ayer expuesto en la sala de vistas del Juzgado de Menores, concluye también que por las lesiones de defensa en la mano izquierda cabe pensar que los primeros hachazos fueron directos a la cara.

TERRIBLES DETALLES // Además de las brutales heridas, el cuerpo sin vida de Maikel fue, seguidamente, atado con una cuerda de montaña de color marrón con nudos correderos y el cuerpo plegado en posición fetal. La cabeza, con una importante hemorragia, se la taparon con una bolsa de plástico de una conocida tienda de deportes. Asimismo, en el momento de practicar la autopsia, el forense apreció que la ropa de la víctima desprendía un fuerte olor a gasolina, estaba empapada. Un hecho que llevó a los investigadores a valorar que sus asesinos pensaron, incluso, en prenderle fuego.

También testificaron en calidad de peritos ayer los policías nacionales que desarrollaron la investigación, así como la Policía Científica que aportó detalles cruciales del caso. Una hora antes lo habían hecho ya varios psicólogos y también prestaron declaración dos hermanos de Maikel.

CONCENTRACIÓN // Como ya hicieron el jueves, familiares y amigos de la víctima se volvieron a concentrar en la puerta de los juzgados exigiendo «justicia». Todos ellos vestían camisetas con la cara de Maikel y mostraban pancartas en las que podía leerse: «Habéis dejado a dos niños huérfanos» o «no se lo merecía». La madre, Vallivana, llevaba una que ponía: «Ninguna madre tendría que llevar flores a la tumba de su hijo. No hay derecho».

Mientras tanto, dentro del juzgado, cuyas puertas estuvieron custodiadas por la Policía Autonómica, los acusados ocupaban los primeros banquillos de la sala frente a la magistrada Raquel Alcácer; el fiscal jefe, José Luis Cuesta; y los abogados de la acusación Miguel Bernat y Mar Campillo. Un biombo, también ayer, los ocultaba, ya que pidieron no tener que ver a los familiares de Maikel que entraron a declarar.

DEMANDAS por amenazas // Por otro lado, la viuda de Maikel, Sheila, así como la madre, Vallivana, se enfrentarán, como ellas mismas desvelaron a Mediterráneo, a sendas demandas o multas por, como explicaron, según les acusan las defensas, «insultar a los dos procesados» el jueves. Concretamente, Sheila, les dijo al salir de la sala: «Nunca llegaréis a ser como Maikel, cobardes, os volveré a ver en vuestro entierro». Y Vallivana les espetó, entre otras cosas: «Hijos de puta».

El padre de la víctima, Miguel Navarro, volvió a cuestionar la Ley del Menor: «Si fueran terroristas su foto se publicaría, pese a ser menores. No entiendo la diferencia. Todo el mundo debería saber quiénes son estos asesinos».