Hace justo un año que el cuerpo sin vida de Eva Bou apareció en la casa de Borriol que compartía con su novio, el exlegionario José Luis Gallego. El trágico hallazgo en el domicilio de la calle San Bartolomé estremeció a todos los vecinos de la localidad, que condenaron una muerte sobre la que planeó desde el primer momento la alargada sombra de la violencia machista.

Ni rastro encontraron la Policía Local y la Guardia Civil del hombre, que se había esfumado de la casa sin previo aviso y que, durante más de dos meses, mantuvo en vilo no solo a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, sino a toda una provincia que estuvo pendiente durante 80 días de cualquier noticia que pudiera llegar del fugitivo más buscado.

El presunto autor del crimen machista cogió un avión desde Madrid a Buenos Aires (Argentina) y, una vez allí, pasó unos días en La Plata. Más tarde, llegó hasta la provincia de Misiones, en el norte del país y casi en la frontera con Paraguay y Brasil. El presunto autor del asesinato de género se refugió en Posadas e intentó pasar desapercibido. Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Federal Argentina lo localizaron y durante la salida de Gallego a un popular restaurante local procedieron a su detención. No fue nada discreto. El exlegionario fue arrestado en la terraza del negocio de hostelería, engrilletado en el suelo y trasladado en coche patrulla hasta las dependencias policiales.

El fugitivo vestía una gorra y una camiseta de manga corta, luciendo en el momento de su arresto todos los tatuajes que permitían identificarlo a la perfección. Entre ellos, el que tiene en el cuello con el nombre de Eva y otro en el antebrazo en el que puede leerse siempre juntos.

Como publicara en su día Mediterráneo, el presunto autor del crimen intentó negociar su entrega en territorio europeo, tras sentirse acorralado por las árduas labores de investigación policial. Sin embargo, sus pretensiones no se cumplieron.

Gallego fue extraditado a España en febrero, tras aprobar el traslado el Consejo de Ministros de enero. Compareció en los juzgados centrales de Madrid, que ordenaron la prisión comunicada y sin fianza --medida ratificada después por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Castelló, instructor del caso--.

El fugitivo más buscado de los últimos tiempos en la provincia todavía no ha pisado Castellón. Su traslado no llegó a efectuarse y la comparecencia se realizó por videoconferencia. Fuentes policiales consultadas no tienen constancia de que vaya a haber cambios en ese sentido. Gallego puede estar hasta dos años --prorrogables-- en prisión preventiva antes de enfrentarse al banquillo en su juicio.