Florina Gogos, la joven de 19 años que era prostituida en un camino de Albal, junto a la pista de Silla, y que desapareció el 8 de enero tras subirse a un coche blanco, fue asesinada. Así parece indicarlo, a la espera de la autopsia que se practicará el lunes, la primera inspección del cuerpo y las circunstancias en que fue encontrada, sobre las nueve de la mañana de ayer, por un cazador.

El cuerpo estaba flotando dentro de un ramal de la Séquia de la Font de la Marjà, ya en término de Silla, pero a solo 850 metros del lugar donde fue recogida por un coche blanco sobre las 17.30 horas del viernes, 8 de enero.

Un tatuaje, la ropa y el cabello negro han llevado a la Guardia Civil a la convicción de que se trata de Florina

Un tatuaje, la ropa y el cabello negro han llevado a la Guardia Civil a la convicción de que se trata de Florina El hombre dio aviso al guarda rural, que desplazó al lugar patrullas de la Guardia Civil y de la Policía Local de Silla, quienes verificaron que se trataba del cuerpo de una mujer. El testigo llegó a ese punto poco después de las siete de la mañana, aparcó su moto sobre uno de los pequeños puentes sobre la acequia cuando aún era de noche y se fue a cazar patos. Fue al regresar, pasadas las nueve de la mañana, cuando, al ir a coger la moto, reparó en lo que un primero momento confundió «con un muñeco grande».

Sin embargo, al fijarse mejor, se dio cuenta de que era un cadáver humano, por lo que llamó desde su móvil al guarda rural y le comunicó el hallazgo.

Al lugar se desplazaron, además de los guardias civiles del puesto de Silla, agentes del grupo de Homicidios y del laboratorio de Criminalística. Pero fue necesario requerir la colaboración del grupo especial de actividades subacuáticas (GEAS) del cuerpo, los buzos, para que entrasen en el agua, liberasen el cuerpo de entre las cañas y lo extrajesen con cuidado para no alterar ninguna de las posibles pruebas del crimen.

Aunque será la autopsia la que permita confirmar definitivamente la identidad de la víctima, tanto la ropa —estaba totalmente vestida— como uno de los tatuajes visible a simple vista coinciden al cien por cien con el que tenía grabado Florina Gogos, y que detalló en la denuncia una amiga suya, precisamente quien acudió al cuartel de Alfafar el sábado, 9 de enero, para dar cuenta de que no había regresado a casa y que creía que algo malo le había sucedido, como adelantó entonces este diario.

Además, coinciden tanto el cabello largo y negro como las ropas, pese a que estaban totalmente cubiertas de lodo, lo que a simple vista dificultaba ver su color.

En principio, el forense no apreció señales evidentes de violencia, algo lógico ya que el estado en que estaba el cuerpo hizo aconsejable tocar lo menos posible para no alterar pruebas y esperar a la autopsia de este lunes para conocer cómo murió.

De hecho, en cuanto la jueza de Instrucción número 1 de Carlet, en funciones de guardia, llegó al lugar, fue informada de la situación y lo autorizó, el cadáver fue introducido en el sudario y llevado directamente al Instituto de Medicina Legal de València.

Lugar rastreado con perros

El lugar donde fue encontrado el cuerpo de Florina ya fue inspeccionado por perros especializados en la detección de cadáveres hace diez días, sin que los animales hallasen el rastro del cuerpo, aunque este diario no ha podido confirmar en qué área exacta se llevó a cabo ese rastreo y si el hecho de que estuviese sumergida pudo hacer fracasar esa búsqueda.

En principio, y salvo que los forenses daten la muerte en un momento más próximo, la hipótesis principal es que fue asesinada esa misma tarde del día 8 de enero y arrojada a la acequia. De hecho, el estado que presentaba el cuerpo es compatible con que haya estado sumergido durante estos 22 días y que el intenso frío de este enero haya contribuido a ralentizar los efectos de la descomposición.