La reyerta que el jueves por la noche se produjo en un domicilio de la calle Juan Bautista Soler Martí de Burriana, en la que una joven embarazada resultó herida por cortes en un brazo con arma blanca, tiene como trasfondo la violencia de género. Todo parece indicar que la víctima, que solo tiene 18 años y está embarazada de cinco meses, había decidido poner fin a la relación que mantenía con el hombre con el que tiene otros dos hijos menores en común. Recientemente, decidió marcharse de la localidad valenciana donde residían y refugiarse con unos familiares en Burriana, huyendo de presuntos malos tratos habituales del varón.

Su expareja y otros familiares se personaron este jueves en la casa en la que ella se encontraba para exigirle que se fuera con él y lo hicieron portando armas blancas, palos y una pistola de fogueo. En el transcurso de la reyerta se produjo algún disparo, tal y como relataron varios vecinos, además de un gran jaleo que puso en alerta a otros residentes.

La mujer se resistió a las amenazas y conductas violentas de los atacantes y acabó recibiendo algunos cortes --superficiales-- en un brazo. Policía Local y Guardia Civil acudieron rápidamente al lugar, tras recibir el aviso, como ya avanzó ayer Mediterráneo, dispersándose por las calles adyacientes los implicados.

Una ambulancia atendió a la joven embarazada, que fue trasladada al Hospital la Plana de Vila-real y que ha solicitado protección por miedo a que su expareja vuelva a intentar atacarla.

Según ha podido saber este diario, su caso ha sido clasificado como de riesgo extremo --a fecha 31 de diciembre solo había una mujer en toda la provincia con ese nivel de peligro-- y cuenta ya con vigilancia policial después de los graves altercados vividos.

Los investigadores buscan ahora a los participantes en la trifulca, de origen rumano y de etnia gitana, que lograron escapar. Entre ellos, la expareja de la mujer.

El suceso causó un gran revuelo vecinal y el dispositivo policial fue amplio, con al menos siete patrullas de la Benemérita y de la Policía Local de Burriana. La fuerte presencia policial se mantuvo en la zona hasta la medianoche y ante la atenta mirada de numerosos vecinos, que siguieron lo ocurrido desde sus ventanas.