Fuentes del entorno más cercano a Hermenegildo M.C. explicaron ayer a este periódico que el excursionista está “más animado”, tras asimilar lo ocurrido y que, poco a poco, “se desahoga contando cómo vivió esas horas”. Y es que cada vez que relata algo “se quita un peso de encima porque vio morir a Cristina y a Patricia y va a necesitar mucho apoyo”. Sus amigos y familiares destacan que tanto él como las dos montañeras que lo acompañaban eran personas expertas y muy preparadas.

“Hablamos de gente responsable, fuerte y con dos dedos de frente”, explican los que lo acompañan en el hospital, quienes advierten de que “podría haberle pasado a cualquier amante de la montaña”. Inciden en que el temporal fue “una brutalidad imprevista”, una situación que “no pudieron imaginar”. H