Cabanes está de luto desde que trascendió el desenlace del que podría ser el último episodio de violencia doméstica en la provincia de Castellón, que acabó con la vida de un niño de 12 años y el traslado al hospital de su hermana de 10, gravemente herida, ambos víctimas de un apuñalamiento a manos de su padre, Miguel, que tras consumar la tragedia se quitó la vida lanzándose al vacío desde la azotea del edificio de seis pisos de la Ribera de Cabanes en el que la familia veraneaba.

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Nadie se explica qué pudo pasar en el interior de su apartamento del edificio Costamar para que el parricida decidiera sobre las 3.30 horas de la madrugada del sábado al domingo matar a sus dos hijos mientras ellos y su mujer dormían. En el ámbito oficial, como confirmaron desde el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de la Comunitat, «al juzgado no le constan antecedentes ni denuncias en el seno de la familia», que ayudaran a comprender, de algún modo, la acontecido ayer.

Las fuentes oficiales informaron de que, «a la espera del atestado y el resultado de las autopsias», los indicios apuntan a que el padre «acuchilló mortalmente» a su hijo y trató de hacer lo propio con la hermana menor, aunque la niña sobrevivió y pudo ser atendida por los servicios de emergencias que, tras estabilizarla, la trasladaron al Hospital General de Castellón donde, al cierre de esta edición, permanecía ingresada.

La cuarta víctima del parricida es la madre, que aunque no resultó herida, estaba en el domicilio mientras el padre consumaba el crimen, requirió asistencia psicológica. Hasta el lugar se trasladaron dos unidades de SAMU para asistir a la niña y a la mujer, que sufría una crisis de ansiedad.

Así las cosas, el suceso cuenta con todos los elementos que apuntarían hacia un nuevo caso de violencia de género, aunque de este extremo no existe confirmación oficial por el momento, al estar la Guardia Civil en las primeras fases de la investigación. Al respecto, la teniente de alcalde de Cabanes, Lidón Morralla, explicó ayer que «no consta» si pudiera ser un asesinato machista, a partir de la hipótesis de que el marido, para dañar a su mujer hubiera sacrificado a sus dos hijos menores.

La familia protagonista de esta tragedia, originaria de Madrid, era muy conocida por sus vecinos en la playa de Cabanes, pues llevaban años pasando el verano en el complejo urbanístico Costamar. La presidenta del PAI Torre de la Sal -asociación vecinal que incluye la urbanización del edificio mencionado-, Mª Dolores Melero, confirmó que eran propietarios del apartamento y «pasaban sus vacaciones habitualmente en esta zona».

El grado de consternación tiene que ver con la relación que mantenían con el resto de residentes, que este domingo afirmaron que era una familia «muy querida», sobre la que no existían sospechas que pudieran desencadenar un desenlace tan dramático.

Minuto de silencio

La alcaldesa de Cabanes, Virginia Martí, a pesar de no conocer a la familia, no tenía tenía conocimiento de su arraigo en la localidad, aseguró ayer sentirse «consternada» y anunció que desde el Ayuntamiento, junto a la asociación de vecinos, han convocado para este lunes, a mediodía, un minuto de silencio junto al edificio Costamar para mostrar su repulsa por lo sucedido «y condenar este hecho tan atroz», según expuso Melero, la representante vecinal.

Que la tragedia se consumara de madrugada no evitó que todo el vecindario fuera testigo directo de un drama que le ha costado la vida a un niño de 12 años y deja malherida a su hermana.