Cuatro jóvenes del Camp de Morvedre y uno del Alto Palancia están siendo investigados en el caso del robo y presuntos daños a un becerro de seis meses.

La Guardia Civil de Estivella ha investigado los hechos y ha identificado a los presuntos autores del delito, por lo que ha enviados las diligencias al juzgado de Sagunt, para seguir con los trámites pertinentes, después de la denuncia presentada por el propietario del animal.

A a los cuatro jóvenes se les acusa de un presunto delito de robo con fuerza, después de que ellos mismos reconocieran estos hechos ocurridos dos días antes de Navidad, como informó este diario.

Según las pesquisas de los agentes, los presuntos autores del delito rompieron la valla de la finca de Estivella donde estaba el becerro, lo sacaron y lo subieron al maletero de un coche para dejarlo posteriormente en otra finca de Alfara de la Baronia, vinculada a uno de ellos.

De momento del robo no hay dudas y queda por acreditar el «maltrato» que, según el ganadero, le habían propiciado a este animal que responde al nombre de «Guapito». Desde la ganadería insisten en que éste tenía una herida en la oreja, «como consecuencia de haberle arrancado las chapas», explicaban a este rotativo, además de resaltar que el animal tenía una de las patas hinchadas, por lo que había tenido que ser tratado con antinflamatorios y antibióticos, añadían.

Fuentes oficiales también han desmentido que el robo estuviera vinculado al capricho de la pareja de uno de los presuntos autores, ya que todo apunta a que la diversión fue lo que motivó lo sucedido; un robo del que los jóvenes están «muy arrepentidos», tal y como declaraba a este periódico uno de los ganaderos, quien ha recibido las disculpas de ellos. «Me han llamado, han reconocido que se lo llevaron y me consta que están muy arrepentidos de lo sucedido», explicaba aunque dejando claro que la denuncia se va a mantener.

Pese a todo lo ocurrido, «Guapito» se va recuperando poco a poco de lo ocurrido. «Le hemos tenido que pinchar vitaminas para que se espabilara», añadía el ganadero. «Por ahora, ha surtido efecto y todo va muy bien», agregaba.

El suceso ha convertido a este becerro en toda una atracción para los vecinos. «Muchos niños vienen a verlo, le traen comida y se preocupan por su estado», apuntaba uno de sus propietarios.

El ganadero reconocía que, en su corto tiempo de vida, «Guapito» no lo ha tenido fácil ya que, al poco de nacer, murió su madre presuntamente envenenada y desde ese momento «hemos hecho todo lo posible para que sobreviviera» por lo que su robo en Navidad ha «sido un duro golpe», terminaba.